Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

domingo, 2 de marzo de 2014

Desarrollada la tecnología, para qué podemos usarla



Me he sorprendido gratamente al leer en el número 135 de la revista tecnológica “Personal   Computer & Internet” (no es publicidad), en su sección “Magazine actualidad”, una noticia escrita por un redactor, del que desconozco su nombre, que afirmaba algo que yo llevo defendiendo y enfatizando desde hace años: “Ya estamos acostumbrados a ver en titulares a las impresoras 3D. Una vez desarrollada la tecnología, lo que ahora importa es para qué podemos usarla”. Y esto es aplicable a cualquier innovación tecnológica. Defiendo desde hace mucho que, aún con las imperfecciones y carencias, el mayor problema de la tecnología de consumo es el enorme desconocimiento por el usuario de todo su potencial, y de la industria y de la empresa, de “hacer visible” ese potencial. A la tecnología, para “explotarla”, hay que saber extraerla toda su sociabilidad: hacerla tecnología social. El concepto de tecnología social es más amplio que sólo la accesibilidad y usabilidad, que también, pero mira además la capacidad de uso, el impacto y las consecuencias que produce en el usuario, entre otras cosas. Buscando la sociabilidad de la tecnología, ganarían mucho más todos los “actores” del mercado: usuarios, Administraciones, industria, empresas y comercios.

Los productos perduran cuando se usan, y se compran más cuanta más utilidad te proporcionan. Hay un porcentaje de consumidores que compran por ser fieles a una marca, por ser técnicos, o  simplemente por frikis; pero a ello hay que añadir un porcentaje no desdeñable de consumidores que compran tecnología de consumo por utilidad. Y en el caso de personas con discapacidad, limitaciones o mayores, cuando existe un producto que proporciona una verdadera usabilidad y calidad de vida, la mejor campaña publicitaria es su boca a boca, por ser colectivos compuestos por usuarios que están muy en contacto, y cohesionados muchas veces.

Que la tecnología comercial incorpora cada vez más funciones de accesibilidad y usabilidad, muchas veces no vistas, es clarisimo, aunque sean invisibles al fabricante o a la empresa. Y ejemplos hay a cientos. Panasonic System Communications Company Europe (PSCEU) presentó en Sicur 2014, como primicia, su nueva gama de sistemas de vídeoporteros. Lleva una pantalla táctil LCD de 5” con zoom, graba llamadas en una memoria interna y en tarjeta SD, posee una cámara con gran angular, e incorpora un videoteléfono inalámbrico DECT, permitiendo comunicarse y manejarlo estés don estés en tu casa, o en tu oficina. ¡Menuda comodidad! Pero además, ¡menuda utilidad, tranquilidad y generador de autonomía para una persona con movilidad reducida, sensorial, encamada, o mayor.

La capacidad de personalización, que genera autonomía, seguridad y usabilidad de los smartphones, por citar otro ejemplo, suele ser otra característica “invisible” tanto para la empresa o industria como para el usuario. El conocimiento suele quedar en la cabeza de los departamentos técnicos del producto, y de usuarios relativamente avezados. Pero el poder configurar tu smarphone con distintos tipos de vibración para saber quién llama, o con avisadores luminosos, para personas sordas o con discapacidad auditiva, personas ciegas, o personas mayores, puede significar desde poder atender a una llamada, o poder recibir un aviso de alarma de que hay un incendio, por ejemplo, si estas en tu despacho y tienes una alarma con bluetooth que avisa a tu móvil. Es tecnología de consumo, a la que podemos sacar utilidad, sin inventar ruedas de molino (que por cierto, ya no se usan). Igual podemos decir de las posibilidades de personalizar las interfaces para personas con discapacidad intelectual o mayores con limitaciones.

Para una persona con movilidad reducida, la posibilidad de entrar a un aparcamiento o garaje se incrementaría utilizando, simplemente, etiquetas NFC de forma que al acercar tu smartphone al poste de entrada, se elevara la barrera y pudieras pagar además. Para una persona en silla de ruedas es francamente difícil muchas veces hacer uso de estos espacios (a veces hay bajar y volver a subir…). Se puede perder un cliente fácil. (Claro que esto importa poco en las grandes ciudades, porque están siempre llenos, o peor, son inaccesibles físicamente. Es una ironía. Hay que poner NFC, nos facilita la vida, y nos hace consumidores).

El pensar en accesibilidad y usabilidad genera negocio. Para ello debiéramos fijarnos en ejemplos claros de éxito. El impacto comercial que está teniendo la sustitución de bañeras por mamparas es demoledor. No sólo porque facilita la vida y otorga autonomía de personas mayores y movilidad reducida, también porque produce seguridad, reduce riesgos y accidentes, y produce también autonomía a las propias familias. Muchas personas mayores y con limitaciones funcionales son capaces de utilizar una mampara, pero no una bañera. El consumo se ha incrementado, porque la usabilidad compensa de largo el coste.

Este es un ejemplo de cómo conociendo las necesidades de determinados usuarios, se genera negocio. Por ello resulta sorprendente que la industria y la empresa adolezca de un desconocimiento tan enorme de otras necesidades, incurriendo en pérdidas de beneficio y de captación de usuarios. Cuando vas a cualquier presentación comercial, (igualmente podemos decir conferencias, teatro o cualquier evento), no es raro encontrar (bueno, digamos que es menos raro), intérpretes de lengua de signos. Sin embargo, las personas sordas usuarias de lengua e signos son una minoría (esto no quiere decir que no tengan el mismo derecho). El 95% de personas con discapacidad auditiva son oralistas, que necesitan de apoyo textual o subtitulado. Decenas de miles de potenciales usuarios o consumidores, que si no se enteran de lo que se presenta, quedan fuera del juego del comercio. Incomprensible para alguien que busca incrementar su cuenta de resultados. ¿Alguien se ha detenido a calcular si ganan o pierden haciendo publicidad accesible? Si a los departamentos comerciales o de marketing se les enseñara  a mandar los correos publicitarios en formato accesible, ni demasiado difícil ni costoso, ¿ganarían o perderían?. Hagan la prueba.

Las tendencias que hemos visto en el reciente MWC, al igual que en todas las ferias tecnológicas a lo largo del año, mezclan ya casi a la par productos y servicios sobre productos.: dispositivos 'weareables, novedades en los sistemas operativos móviles, novedades de smartphones, hogares y coches conectados, o propuestas (creamos que de buena fé) para conectar a 5.000 millones de usuarios, como propugna Mark Zuckerberg. El mundo de los servicios es el que rentabiliza la produción de tecnología.

Muchas veces he comentado que la “batalla” por la accesibilidad tecnológica debe cambiar de estrategia. Las asociaciones, fundaciones y demás, la mayoría con recursos personales y económicos limitados, dedican muchísimos recursos a editar libros, informes, crear app’s o diseñar aplicaciones específicas, para usos y colectivos a veces restringidos. Esto no tiene demasiado sentido hoy día, cuando la tecnología comercial dispone cada vez más de un potencial totalmente desaprovechado, y cada vez más accesible, y usable. Se trata de buscar y descubrir el lado social de la tecnología, socializar la tecnología en definitiva; y aprendiendo a aprovechar las características de la tecnología “que está en la calle” se generaría exponencialmente mucho mayor beneficio social, se dinamizaría el consumo, y de modo parejo el beneficio de las empresas, especialmente de aquellas que ofrecen servicios. El objetivo es hacer que los demás hagan, y que estos a su vez hagan que otros hagan. Diseñar individualmente, casi para cada caso, app’s de guiado, de realidad aumentada, de comunicación… como si estuviéramos a principios de los 80, cuando las aplicaciones se hacían a medida en empresas con Cobol, Pascal, Assembler o demás, reduce su eficacia y parchea simplemente problemas. La accesibilidad y usabilidad hay que incorporarla, y cada vez con mayor frecuencia ocurre así, en desarrollos globales que sirvan para todos, y se adapten además a la persona con determinadas necesidades. O que la persona sepa adaptar la tecnología que consume a su necesidad, cuando incorpora (como ocurre cada vez más) funcionalidades de usabilidad importantes. Es importante hacer ver, y que hagan valer, a la industria y la empresa “lo invisible” de sus productos, para que lleguen a miles de usuarios que desconocen sus características de accesibilidad, usabilidad y servicios.

En este contexto, es muy interesante encontrarse eventos donde una variedad de fabricantes van a mostrar sus productos, y demostrar qué se puede hacer con ellos, más allá de los sms, whatshaps, llamar, o hacer fotos. En el Encuentro de Responsabilidad Social Tecnológica que organiza la Fundación de Tecnología Social, en la Universidad Politécnica de Madrid, fabricantes como Samsung, Nokia, Fujitsu o Bq harán demostraciones prácticas de cómo usar, y cómo aprovechar determinados productos que comercializan; o donde se debatirá cómo influye y si es adecuada la tecnología usada en Sanidad, por ejemplo. El conocimiento es poder, decía Francis Bacon, y en el caso de la tecnología, conocerla bien es incrementar sin duda el consumo. Desde luego, una de las fórmulas más atrayentes y con mayor potencial de negocio pasa por descubrir el poder social de la tecnología, y cómo la tecnología comercial puede ser usada para mucho más de lo que pensamos, sociabilizando su uso, conociéndolo. En la vida diaria, en la educación, en la sanidad o en el ocio. La accesibilidad y la usabilidad de la tecnología comercial crece, pero hay que conocerla. Aconsejo acercarse al III Encuentro de Responsabilidad Social Tecnológica, los días 13 y 14 de marzo, en Madrid.

El uso por la vista de los smartphones y tablets de Samsumg, los asistentes de voz de las primeras marcas de fabricantes, las pantallas táctiles que no exigen apenas movilidad, las funciones de las continuas versiones de los sistemas operativos, o los reconocimientos gestuales y biométricos de terminales y smart TV demuestran que la multiplicidad de formas de uso y de comunicarse con los aparatos, nos facilitan la vida. Pero además, para quienes tienen dificultades de movilidad, discapacidades sensoriales (personas ciegas, sordas o con discapacidad auditiva), intelectual o mayores, suponen un valor añadido.

El descubrimiento de estas “virtudes sociales” de la tecnología de consumo, que se va incorporando ya de serie, es necesario hacerla llegar a la empresa y al fabricante, para descubrirle “que tiene negocio”. Hay que trabajar invirtiendo casi todos los recursos en acercarse a los centros de decisión, grupo de trabajo, sesiones de formación interna, “comidas de trabajo”, con la empresa y la industria, y dedicar muy poquito a generar informes, app’s o proyectos de alcance ilimitado. En la era de la sociedad de la información y la comunicación, seguro que si buscamos en internet, en las redes sociales o en las bibliotecas digitales, cómo hacer una aceituna, una farola o un zoológico accesible, lo encontramos. Es la hora de ejecutar y de difundir conocimiento ya existente, en beneficio de todos.


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