Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

lunes, 20 de diciembre de 2010

La sociedad tecnológica les debe una felicitación

Aprovechando estos entrañables días, me quiero permitir una licencia desde este medio tecnológico y hacer un paréntesis en mis reflexiones, y no es otro que rendir un pequeño homenaje y felicitar a unos pocos héroes (porque hay que ser héroes para trabajar así y no descorazonarse) que conozco, con los que he tenido la inmensa suerte de trabajar durante un período  de mi trayectoria profesional, y a los que la discapacidad les debe mucho, se lo aseguro. Hablo de mis compañeros en la Dirección General de Coordinación de Políticas Sectoriales de la Discapacidad, (muy pequeña Dir. General pero a la vez grande), quienes han desarrollado un enorme trabajo legislativo y de proyectos, gran parte relacionados con la tecnología, o con referencias a obligaciones de accesibilidad tecnológica, y que deben ser conocidas por todos los actores vinculados a la sociedad de la información (Administraciones, empresas y usuarios). De ahí que nada más oportuno, entiendo, que este blog para difundir la norma, y felicitar y agradecer a sus partícipes.

Muchas gracias a mis subdirectoras Mercedes Jaraba y Emili Parras, con quienes nos peleamos juntos, y lo conseguimos,  en todos los Ministerios para sacar los RD de condiciones básicas de accesibilidad (entre ellos, el Real Decreto 1494/2007, Real Decreto 366/2007 o Real Decreto 1544/2007 con claros componentes tecnológicos; la ley de Ley 49/2007 de Infracciones y Sanciones, donde se contempla el campo tecnológico; la ley Ley 29/2005 de publicidad institucional, para que sea accesible; o nuestra presión para incorporar la accesibilidad a la ley Ley 7/2010 de Comunicación Audiovisual; la ley Ley 27/2007 de lenguas de signos y medios de apoyo a la comunicación oral para personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas; o nuestro impulso imprescindible a la accesibilidad web de la AGE, con las auditorias e informes que hicimos; o para convencer en tan sólo 4 meses a todos los demás ministerios para sacar un texto de adaptación de la Convención de Derechos de las Personas con discapacidad a nuestro ordenamiento, y cuyo art. 9 está dedicado en exclusividad a la accesibilidad, incluida la tecnológica (nuestro trabajo lo hicimos en tiempo record, y ya hace un año…)… por citar tan sólo algunos de los desarrollos legislativos y proyectos de los más de 50 hechos…en tan sólo 5 años. Si alguien quiere saber todo lo realizado, me lo puede pedir, sin problemas. Es una suerte que la AGE cuente y haya contado con subdirectoras así.

O con ese pequeño gran funcionario Paco Margallo, artífice de la Estrategia Global de Acción para el empleo y el Plan de Acción para el empleo de personas con discapacidad, el impulsor de la aplicación tecnológica ADAPTYAR para usar en la adaptación de puestos de trabajos, e incluirla en los portales web de la Administración. Y al mejor periodista y documentalista de la AGE (al que nos quisieron fichar) Javier Salgado, impulsor de proyectos tecnológicos como la aplicación DESDE (en su vertiente nacional), para localizar todos los servicios de discapacidad en nuestro país, o ser “el instructor” del servicio web Observatorio de la discapacidad, o escribir todos los discursos de los políticos (menos los míos, eh!) que luego aparecen en todas las distribuciones y medios electrónicos. Y a esas dos profesionales de lujo Isabel de Uribe y Laura Diego, apoyos fundamentales en todo el trabajo normativo. Y a todo el equipo, Rafael Ruiz, Magdalena de Pablo, la imprescindible Natalia Díaz, o Juliana Gómez.

Muchas gracias a todo el cuerpo de subvenciones (el mejor, lo siento por otros, reconocido año a año por los controles  y auditorias), que con todo su desconocido trabajo, son capaces de estudiar y analizar objetivamente cientos de expedientes cada temporada, muchos de ellos con dinero destinado a proyectos tecnológicos del sector asociativo de la discapacidad. Gracias, incombustible Paloma Herrarte, íntegra profesional, y a tu equipo, Angeles Henche, Paz Prada y Elena Jariod.

Y a María Luisa Peña, la más pertinaz y aguerrida luchadora por los derechos de las personas con discapacidad, directora de la Oficina Permanente Especializada, guerrera donde las haya en la lucha por la accesibilidad en la comunicación, y pieza fundamental y esencial de la accesibilidad a los museos y a la cultura para personas con discapacidad sensorial, mediante medios tecnológicos como las audioguías. A todo su equipo, Ana Nuñez, Carmen Luisa, Nieves Sarmiento, Sergia Martin y Susana Santiago.

Y qué decir de mis otra grandes subdirectoras, María Jesús Navarro y Regina Mañueco. María Jesús fue capaz de sacar prácticamente sola  la presidencia española en discapacidad (lo siento, tengo que decirlo, con todas las trabas del mundo y falta de ayuda de nuestros superiores. Las fotos luego salieron estupendas). Y resistir con la Directiva Europea de Igualdad, con claros mensajes al área tecnológica. Y con ellas, conseguimos también impulsos tecnológicos importantísimos, como que la entidad tutelada ONCE pudiera comercializar la venta de sus productos por internet. A vosotras dos, y a vuestro equipo, pequeño pero esenciales, Daniel Hernández, Mar Segura, Tomáz González, Carmen Salgado, Begoña Gosálvez, Trinidad Manzano, Lola Linares, Maite Alonso, o Silvia Lázaro.

Y muchas gracias y felicidades a nuestros mejores secretarios/as. Las piezas claves de todo el proceso. Antonio de Vera, Angel Aguirre, Asunción Buendía y Javier García.

Muchas gracias a todos, y me permito agradecerlo también en nombre de la discapacidad, por ayudarme en conjunto a crear el Centro nacional de Tecnologías de la Accesibilidad (CENTAC) que será el referente en tecnologías accesibles, o por dirigir el desarrollo de los primeros decodificadores TDT’s accesibles del mundo (que era competencia del M. de Industria, pero que, como en tantísimas cosas, si no lo hacen los demás, lo impulsa nuestra Dirección General, con todo el orgullo y satisfacción).

Quiero felicitar con todo el cariño a nuestra “socia honorífica de honor” en todos nuestros trabajos, la persona que más sabe de accesibilidad y por supuesto, de accesibilidad tecnológica en España, la directora del Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT), y aliada incondicional de nuestra Dirección General en todas las guerras legislativas. Si alguna empresa quiere sacar ideas tecnológicas rentables para su negocio, que la pregunten a ella.

Y hay unos profesionales a quienes les tengo un cariñó muy especial. Y lo digo con el corazón. Esos subdirectores de informática de los tres Ministerios por los que hemos pasado, que han asumido la necesidad de accesibilidad tecnológica, que siempre han recibido mis preocupaciones e iniciativas en este campo con el mayor interés, que se han sensibilizado con la necesidad de tecnologías y comunicaciones accesibles y usables: Alejandro Lazcano, Joseba García Celada, Francisco Antón y Jesús García Marcos.

Felices fiestas a todos, y muchas gracias por lo que me habéis aportado, y por lo que habéis aportado a la discapacidad. Ya ven que son poquitos en la Dirección, pero valen lo suficiente. Poquitas veces tan pocos profesionales han hecho tanto, creyendo en ello. Y no dejéis de terminar todo lo que habíamos empezado juntos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La preocupante falta de conocimiento de la sociedad del conocimiento.

La nueva sociedad de la información y del conocimiento está llena de paradojas, y en ocasiones me pregunto si éstos nuevos sistemas de gestión y acceso a la información (internet, redes sociales, BBS’s y pronto la televisión interactiva, por citar algunos) no empiezan a ser como esos grandes libros, sobre todo clásicos, que todos tenemos en nuestras librerías, que muchas veces cogemos, los enseñamos, les echamos un vistazo e incluso los hojeamos (e incluso decimos a nuestros hijos que los hemos leído), pero que nunca “usamos”. Es decir, que nunca nos hacemos con su contenido, nunca los utilizamos para aprender leyéndolos. Y esto debido, entre otros factores, a que el diseño donde se aloja la información es excesivamente complejo para el usuario medio, porque la información es demasiado técnica o especializada en las web’s profesionales o de servicios, o sencillamente, porque su acceso o uso es inaccesible para muchos usuarios con discapacidad o necesidades especiales. 

Recientemente leí un artículo escrito por Jason Hiner, creador de Tech Republic, que analiza la evolución del viejo modelo de diseño hasta legar a la corriente actual del modelo evidente. En él reflexiona sobre lo que define “haber construido el avión (de los diseños tecnológicos tradicionales) mientras se estaba volando”, lo que necesariamente ha derivado en una complejidad irreflexiva de los medios y herramientas que debieran estar al servicio y utilidad de los usuarios, pero que al generarse sobre el desconocimiento de las necesidades del mismo, abocan a la ineficiencia en su uso. Contrapone de manera gráfica la complejidad acumulada a lo largo del tiempo de herramientas como Microsoft Word (donde la inmensa mayoría de sus funciones sólo dificultan su uso para una gran cantidad de usuarios) y los “sistemas evidentes y desnudos” de herramientas como el Google o el buscador Bing, por cierto, también éste último de Microsoft, que se une a la nueva tendencia. Pero esta complejidad en el diseño, esta ineficiencia en el diseño, este diseño construido sin tener en cuenta la experiencia del usuario, también ha afectado a los elementos físicos (terminales, mandos, ordenadores, tablets o e-readers…) necesarios para el acceso y uso de la información.

La incoherencia entre los objetivos del empresario y fabricante, cuyo fin último es ganar dinero, y el desconocimiento que mantiene, sorprendente hoy en día, de las necesidades, usos y destrezas de los usuarios finales hace que las estrategias comerciales sean claramente ineficientes. Muchas empresas tecnológicas desconocen la utilidad e incremento de beneficio que muchos de sus desarrollos les podrían generar, si conjugaran un mayor o más exacto conocimiento de la diversidad de los usuarios finales, y analizaran las diversas y múltiples posibilidades de sus productos. Hace poco se ha producido otra paradoja en nuestra tan loada sociedad de la información: un grupo de “tecnólogos avanzadillos” organizó un debate-concurso en internet para descubrir todas las posibilidades y utilidades que podía desarrollar la controladora de juegos Kinect para la consola Xbox. Como saben, esta controladora, diseñada por Microsoft para el ocio, está basada en el análisis de los movimientos del cuerpo humano, de forma que se pueda usar sin ningún tipi de mando. Bien, pues esta iniciativa o análisis funcional enfocado al mercado, ¿no debiera haberlo hecho la empresa de cara a su comercialización, y ampliado su radio de usuarios y posibles beneficios? Incoherencias y “misterios” de nuestra sociedad TIC.

Me resulta francamente incomprensible esta falta de conocimiento que se produce de “arriba hacia abajo” (del empresario, fabricante o proveedor sobre el “usuario diverso”), cuando se supone que los “ejecutivos y pensadores” de la industria/empresa es personal altamente cualificado y formado, y además tienen unos medios jamás soñados para empaparse de conocimiento y sabiduría. Esto tiene dos consecuencias importantes. Por un lado, diseños incompletos o ineficaces para gran parte de la población objetivo. Por otro, esta circunstancia produce la dificultad o imposibilidad para muchos ciudadanos de acceder al conocimiento de “abajo hacia arriba” (del usuario hacia lo que ofrece la empresa, administración o mercado) y le impide saber qué recursos y beneficios les pueden reportar los “productos” ya hechos (en muchos casos, con verdaderas utilidades ocultas incluso para sus “ideólogos).

La incomunicación entre el fabricante y el usuario final es altamente preocupante. Ser el mejor no significa dibujar el cuadro más abstracto, sino diseñar el cuadro abstracto que más se mire y admire (en definitiva, y metafóricamente, “se use”). Jason habla, con razón, de la desorientación que sufren muchos usuarios ante el olvido del diseñador o fabricante de la finalidad principal de su producto; lo define como pérdida de la disciplina - la disciplina para pegarse a la funcionalidad básica de un producto y evitar la tentación de fluencia del mismo- . Tan sencillo como que, si compramos una televisión, debe ser una televisión, y poder hacer uso de ella con dos dedos; si además tiene otras cien utilidades más complejas, estupendo, pero su función principal, ver la TV,  que la pueda utilizar el “usuario universal”. En más de una ocasión he comentado en foros públicos cual era para mí la clave del éxito de Google, que le ha llevado hasta prácticamente el monopolio en la búsqueda y control de la información. Y esta clave no es otra, como también cita Jason en su artículo, que llevar a su máxima expresión la afirmación de Leonardo da Vinci  "La simplicidad es la máxima sofisticación." Porque lo simple, casi siempre es lo más util.

Y les recuerdo que no soy consejero delegado ni accionista de Google (por si hubiera dudas).

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La famosa Brecha Digital

Continuamente sigo oyendo hablar de nuestra famosa brecha digital, para volver a explicar una, otra y otra vez los desperfectos sociales y la gran discriminación que genera en muchas personas con discapacidad, especialmente sensorial o intelectual. Y también continuamente hago la siguiente reflexión, ¿brecha digital? Por supuesto. Sabemos que puede existir, y de hecho se genera desde hace años, sabemos los impedimentos que el diseño de tecnologías sin criterios de accesibilidad universal suponen, conocemos la indefensión y discriminación que muchos usuarios con limitaciones funcionales o sensoriales sufren por contenidos no accesibles, sabemos las consecuencias… En definitiva, conocemos la situación, la realidad y las consecuencias futuras. Entonces, ¿por qué seguimos hablando de la brecha digital? ¿por qué, a lo largo de todo el año 2010, igual que en 2009, 2008, …1995… se sigue hablando del horror de la brecha digital? ¿por qué en todos los Congresos, Jornadas, seminarios y demás reuniones “de expertos y clarividentes” del año 2010, 2009, 2008…1995… se ha seguido hablando y poniendo el grito en el cielo por la famosa brecha digital? ¿por qué el año 2020 será igual que el 2010?. Sinceramente, ninguno de los eventos a los que he podido asistir presencial o virtualmente este año, vinculados a la discapacidad, ni me ha aportado gran cosa, ni he visto apenas diferencias con cualquiera de los celebrados hace 10 años.

Quizás, a lo mejor ha llegado el momento para cambiar la estrategia (de pensadores, filósofos, sociólogos, asociaciones sociales y centros especializados y nacionales expertos en preocuparse por las preocupaciones, entre ellas las tecnológicas) y dar otro enfoque al camino por la igualdad en el ejercicio de derechos y la no discriminación. Es posible que haya que empezar a contemplar la búsqueda de esa plena efectividad de los derechos no sólo desde la exigencia de su cumplimiento (que también, para esos son derechos inherentes a las personas), sino también apoyarnos en una filosofía más “comercial y empresarial”. Cuando hablamos de un mundo y de unas sociedades donde la economía y los beneficios empresariales no sólo juegan un papel esencial, sino que además condicionan y “dirigen” las políticas sociales actuales, la mera exigencia del cumplimiento de derechos se queda corta, y nunca será completa. O contemplamos la discapacidad y sus necesidades (no olvidemos las limitaciones funcionales y sensoriales, mucho más numerosas, y muchas veces sin apariencia de discapacidad) con una mentalidad empresarial y comercial, y buscamos aliados y alianzas en el mundo de la empresa, la fabricación, la distribución y la comercialización de bienes y servicios, o no nos engañemos, seguiremos hablando de las “brechas digitales” durante 50 siglos más. 

Suena a aberración, y quizás lo es, y aún así merece la pena una reflexión: tratemos la discapacidad y sus necesidades, con  criterios de marketing. ¿por qué no podemos vender la discapacidad? ¿por qué no sabemos ofrecernos a las empresas como clientes? ¿por qué no nos presentamos ante las empresas (y las Administraciones) con un Plan de empresa y un análisis DAFO de lo que ganaría cada uno? ¿por qué no sabemos hacer ver lo que se ganaría con publicidad accesible, comunicaciones accesibles, sistemas tecnológicos aplicados a la educación accesibles? ¿por qué no sabemos gestionar los tres grandes beneficios que podría proporcionar la domótica y las “viviendas inteligentes”: de bienestar social y ahorro económico para el usuario y sus familias; de beneficios económicos para fabricantes y empresas; de ahorro presupuestarios en servicios personales de asistencia para las Administraciones?.

Pero como conviene ir poquito a poco, no sea que empezar a ver soluciones nos sea demasiado impactante, me conformo con poder asistir el próximo año a algún Congreso, Jornada, o seminario donde además de poder seguir hablando y escuchando las consecuencias de la horrible brecha digital, se “negocie profesionalmente” con fabricantes y empresas de equipos, contenidos y servicios, soluciones para llegar a empezar a ver soluciones de mercado a “la crisis digital”.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Presentación

Sirva esta primera entrada para una pequeña presentación y del objeto de mi blog.
Soy licenciado en Derecho, si bien desde siempre me han atraído y he estado vinculado, de un modo u otro, a las TIC’s. Por este motivo, en el año 2002 empecé a cursar un Master Avanzado sobre Nuevas Tecnologías de la Información en la UNED, de dos años. Además de mi atracción personal a las TIC’s, siempre he tenido claro que podían tener un papel esencial en la sociedad, para lograr que muchos colectivos en riesgo de exclusión o con especiales dificultades pudieran tener las mismas oportunidades.
En sólo 15 años, los ciudadanos “corrientes” han pasado a ser usuarios activos de un nuevo mundo digital, antes destinado sólo a los “tecnólogos”. Parece mentira, pero, efectivamente, en tan sólo 15 años, desde que nuestro amigo Bill Gates irrumpió con su sistema gráfico Windows 95, los ciudadanos anónimos y corrientes empezaron a formar parte de esta nueva sociedad global de la información y la comunicación. Y en tan sólo 15 años, hemos visto aparecer internet, la telefonía móvil, la TDT, el comercio electrónico y la e-administración, por poner algunos ejemplos. Nunca en la historia de la humanidad, en tan corto espacio de tiempo se había producido una revolución en la gestión de las sociedades tan profundo.
Sin embargo, paradójicamente, este avance tan vertiginoso en el desarrollo de las tecnologías, y simultáneamente su implantación y uso en todas las áreas sociales (comercio, educación, laboral, ocio…) está creando subgrupos de población entre ciudadanos con necesidades especiales, mayores o falta de formación, que no sólo les impide participar en igualdad de condiciones de los bienes y servicios que nos proporciona esta nueva sociedad, sino que además queda afectado muy seriamente su futuro por la carencia o dificultad en el acceso al uso de las tecnologías. Al igual que históricamente las sociedades han estado divididas por medio del capital (quienes tenían el dinero y quienes no), en la nueva sociedad podemos encontrar, si no ponemos soluciones, una nueva división-brecha social (aquellos que acceden a la información y al pleno uso de las tecnologías, y aquellos que no).
Seamos, sin embargo, optimistas, y veamos el lado positivo. Yo soy de los que creo que las tecnologías sí van a suponer un elemento de igualdad e integración, y no de separación. Y somos muchos, afortunadamente, los que trabajamos para ello. La responsabilidad social de los desarrolladores, los creadores y de las propias empresas que se mueven, diseñan y comercializan bienes y servicios cada vez es mayor (o eso quiero creer, ya sabéis que yo me muevo muchas veces por ilusiones). Pero la ilusión también te hace creer que es posible un mundo mejor.
Este blog quiero que sea un espacio compartido, donde iré poniendo mis reflexiones, añadiendo noticias y novedades de tecnologías que puedan significar una mejora en la vida de la gente, y especialmente de los colectivos de personas con necesidades especiales (personas con discapacidad, mayores o en riesgo de exclusión). Me gustaría que fuera vuestro espacio también, y de aquellos “utópicos” que todavía quedamos y pensamos que, con un poco de todos, otra sociedad es posible.