Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

jueves, 13 de febrero de 2020

Silver Economy, la mina de oro para la accesibilidad tecnológica.

      Ante las grandes crisis, nuevos planteamientos. Frente a los grandes cambios socidemográficos y culturales, nuevos enfoques. Contra los alarmismos, búsqueda de nuevas oportunidades y soluciones. Eso es lo que nos va a permitir el nuevo panorama de envejecimiento poblacional, cambio de estructuras económicas y caducidad del planteamiento clásico de la actual sociedad y sistema de gestión social imperante en nuestros países. La Silver Economy nos ofrece dos planteamientos: caer en un terror y pesimismo social, dejándonos llevar; o posicionarnos como nuevos buscadores de oportunidades económicas y sociales. Prefiero la segunda, y creerme que, ante la nueva situación sociodemográfica que como avalancha nos viene encima, podemos entrar en una nueva era dorada donde las tecnologías serán el factor clave de sostenibilidad, beneficio social y beneficio económico. Donde la accesibilidad y usabilidad en productos, servicios y entornos tecnológicos se debe plantear ya no solo como una necesidad, sino como una solución incuestionable para garantizar la sostenibilidad de un nuevo sistema socioeconómico de derechos. Una nueva era donde el beneficio (bienestar) social va a ir acompañado definitivamente del beneficio económico, ante el incremento de la demanda ciudadana y de las necesidades funcionales de millones de personas, derivadas del proceso de envejecimiento.

      Porque los datos son incuestionables. Y Europa los lleva analizando y estudiando desde hace décadas, si bien ha sido en el último lustro donde ha advertido, definitivamente, que entramos en la era de la Sivler Economy, o economía de las canas en su versión coloquial. Una era donde nada se va a entender sin tecnología, en todos los sectores profesionales y de servicios públicos y privados, y donde la accesibilidad y usabilidad van a formar parte, sin duda, de las especificaciones técnicas de cualquier producto, servicio o entorno Tic. Porque, al ya ser incuestionables los datos, ¿quién se va a atrever a quedarse sin su cuota de mercado y de millones de clientes/consumidores, que van a buscar, por necesidad de sus limitaciones funcionales derivadas del envejecimiento o de discacapacidad, o simplemente por la facilidad en su manejo que requieren los tiempos acelerados de hoy?.

      La vejez se va a convertir en el gran negocio, sin duda. La vejez, y la discapacidad, no siempre asociada ni necesariamente asociada a la vejez. Los datos que muestran esta incuestionable realidad están ahí, y creciendo. La ONU alerta de que en 2050 un 18% de la población mundial (¡¡casi un quinto del total de la población!!) sobrepasará los 65 años, donde más de 400 millones de personas estarán por encima de los 80 años. En “nuestro territorio europeo”, la situación se agrava según la propia Comisión Europea, que afirma que uno de cada tres ciudadanos europeos superará los 65 años. Y, a escala más local, en “nuestro país”, la población mayor de 65 años supondrá el 40 % del total.

       ¿Y cual va a ser uno de los elementos comunes, permanentes y con mayor peso en este nuevo escenario socioeconómico?. Sin duda, la tecnología. En todo y para todos. Por ello, ante la clásica pregunta que muchos excepticos se hacen en este campo, ¿Se puede seguir innovando con tecnología para solucionar este “problema”?, la respuesta es: más que nunca, y además necesario, en la Silver Economy. Porque gran parte de esta innovación debe ir en la línea de conseguir tecnologías, tanto a nivel de consumo personal como profesional, con criterios de adaptabilidad a porcentajes nada desdeñables de ciudadanos con nuevas necesidades, derivadas del envejecimiento. Es decir, tecnologías accesibles y usables, en sus formas y contenidos. Las empresas deberán diseñar y comercializar productos, servicios y entornos que se ajusten a las personas y les permitan interactuar con ellas, no al contrario. Para ello se requiere nuevas maneras de pensar, de trabajar, de innovar y de gestionar los recursos.

      El nuevo usuario de la Silver Economy, ya hoy, consume más que la media y que el total de la población restante. Ya no es residual, ni acotada en el corto espacio temporal. Una persona de 60 años a día de hoy, podrá permanenecer otros 30, facilmente, como ciudadano consumidor. Un tercio de su vida. Al ser las nuevas sociedades mucho más longevas, el impacto económico de esta mayor inmortalidad es incalculable, siendo el gasto público uno de los ámbitos más afectados: dentro de 30 años, sólo en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración superará ampliamente el 27% del PIB en los países europeos. Pero también, en el otro lado, el negocio que aparece en torno a la economía plateada, es inmenso. Debemos alejarnos del pánico que nos pudiera producir esta situación ante una hipotética situación de derrota del Estado del Bienestar, con países incapaces de hacer frente con su economía al nuevo escenario, para centrarnos en las nuevas y grandes oportunidades que nos va va a ofrecer la Siver Economy. En torno a las tecnologías, por supuesto accesibles y usables. Algo que mantenía Juan Carlos Alcaide, experto en Silver Economy y marketing, analista del envejecimiento y su impacto empresarial desde 2004, en el reportaje de El País Negocios de 19 de diciembre: “Vencer el envejecimiento será el negocio más grande del siglo. El futuro está en la gente con pasado”.

      Si el dato es el petroleo del siglo XXI para muchos, y especialmente para hacer más eficientes los servicios, pero también para hacer grandes negocios, conviene estudiar lo que dicen los datos sobre el consumo de las personas mayores. En 2019 BNP Paribas-Cetelem estudió el consumo de la población mayor de 65 años, demostrando que el 40% a nivel mundial era suyo. En España, los datos que presentó el Instituto Nacional de Estadística (INE), en su estudio sobre el gasto de las personas jubiladas y prejubiladas arrojaban un dato sintomático: gastaron 13.481 € más que la población ocupada. El 91 % de los jubilados disponían, además, de vivienda en propiedad. ¡Una verdadera oportunidad para la domótica!, en una población con más tiempo libre, y con el consumo ya por encima del ahorro, gran parte dedicada al ocio y a viajar. El informe elaborado por la Comisión Europea, The Silver Economy, demostraba que el consumo de las personas mayores ascendía a un total de 3’7 billones de euros, hace cinco años, en 2015. Este mismo informe hacía una previsión de ascenso progresivo del 5% anual hasta 2025, llegando entonces a ser del 5’7 billones, siendo en ese momento el 32% del PIB de toda la Unión Europea. La generación silver cada vez es más activa, con más tiempo por delante para disfrutar, y más proactiva. En el ámbito del turismo, la generación silver, la de las canas, gastó 66.000 millones de euros el pasado año, un 16% del gasto total en turismo en la UE. Bastante por encima de la media.

      Se abre una nueva era de oportunidades para la tecnología social accesible y usable, sin duda. Una nueva era donde el bienestar social de millones de personas con discapacidad, limitaciones y mayores van a poder disfrutar de soluciones tecnológicas adaptables y adaptativas a sus circunstancias. Un nuevo tiempo donde, sin duda, bienestar social, autonomía personal y beneficio económico van a ir definitivamente de la mano. La aparición de nuevos negocios centrados en las necesidades de esta nueva realidad social en torno a las personas mayores, personas con discapacidad o limitaciones y sus familias va a ser una realidad. Nuevos negocios y oportunidades donde el diseño de productos, servicios y entornos adaptados y adaptables van a tener un peso creciente en la economía y el consumo. Hablaremos más de la generación Silver y menos de la Milleniam.

      No es anecdótico que la propia Unión Europea haya incluido la Silver Economy como una de sus prioridades para impulsar el desarrollo de productos y servicios en las empresas de su territorio. La virtualidad de la Silver Economy, abre una dualidad también derivada de las características funcionales de este envejecimiento poblaacional. Por un lado, la mejor y mayor calidad de vida conseguida a través de los avances médicos, científicos y tecnológicos permite un mayor disfrute de espacios de entretenimiento, ocio, culturales, envejecimiento activo y del turismo. Pero sin duda, también nuevas soluciones en productos y servicios en el sector sociosanitario que den cobertura a la crecientes, e inevitables, limitaciones funcionales de los ciudadanos según van envejecimiendo más. Pero en los dos ámbitos, la accesibilidad, usabilidad y adaptabilidad TIC es esencial.

      ¿Qué sectores de la industria o del comercio se van a quedar al margen?. Ninguno, porque, ¿donde no están y estarán presentes las tecnologías?. En ninguno, evidentemente. No solo en ninguno, sino que cada vez tendrán más relevancia en todos. Por supuesto en la Administración también. Pero es sin duda en el sector privado donde la Silver Economy abre inmensas oportunidades de negocio. En todo lo relacionado con el bienestar, “a domicilio o externo”; en la cultura, el acceso a la lectura, museos, exposiciones interactivas o a cualquier ciclo educativo o formativo; en el transporte, en cualquiera de sus modalidades, y en cada una de sus fases (compras, reservas, gestión, planificación, diseño de rutas, utilización); en el sector financiero, en toda su extensión, y en el ámbito de los seguros; en el turismo, desde el mismo acceso informativo a “donde voy”, pasando por el cómo, estancia, disfrute y vuelta; en todo tipo de ocio y deporte; en la moda y la belleza, con los probadores virtuales y la ropa inteligente; el comercio electrónico, en todas sus ramas. Y por supuesto, en el urbanismo y en el desarrollo de las Smart Cities o Ciudades Inteligentes. Pero también, y muy especialmente, en todo lo relacionado con la vivienda y el hogar (ya mencionamos que, según el INE, el 91% de los jubilados disponen de vivienda en propiedad). Las viviendas inteligentes y domóticas van a tener un desarrollo inmenso y exponencial, sin retorno. Las viviendas de la generación silver van a presentarnos incontables oportunidades de negocio, todas vinculadas a la tecnología. Y es aquí donde la accesibilidad y usabilidad de todo lo que introuduzcamos en nuestra casa, para controlarla y servirnos, se va a volver, si cabe, más imprescindible. Aquellas empresas que se posicionen en dar mayor calidad, accesibilidad y usabilidad a sus productos y servicios domésticos o inteligentes, van a coger gran parte del nicho de mercado. Sólo para 2020, la estimación de hogares inteligentes en el mercado mundial será de 55.800 millones de euros, según la Comisión Europea. “El mayor” se va a convertir en un verdadero filón de negocio, algo que no está pasando desapercibido para los fondos inversores. Y no olvidemos todo lo que va mover el sector de la rehabilitación en los edificios, si recordamos que más de dos tercios de viviendas construidas tienen carencias evidentes de accesibilidad. En consecuencia, entramos en una nueva era, donde el beneficio social (bienestar social) y el beneficio económico del sector privado van a tomar todo su sentido.

      Por otro lado, la actual brecha digital del conocimiento en el uso de las TICs, a nivel de usuario, uno de los problemas actuales para la introducción de nuevos habitos, va a desaparecer progresivamente. Personas con 60 años actualmente, ya están acostumbradas al uso del smartphone, de su correo, del whatshapp, de su cámara de fotos… del uso común, en definitiva. Novedades como pagar el ticket de la zona de aparcamiento reservado, utilizar el google maps y similares, o hacer reservas en restaurantes o cines a través del movil, cada vez es más habitual. Seis de cada diez mayores entran cada día en Facebook, y un 65% utilizan internet diariamente. ¿Qué significa esto?. Que se está reduciendo la brecha digital “social”; nuestros muy mayores actuales se encontraron de golpe con estas tecnologías que han cambiado hábitos, uso y formas de hacer las cosas, y les resultó muy difícil adaptarse. Los actuales mayores de 60 años, llevan una década usando su smartphones y sus diversos usos; con 70, llevarán dos décadas. Adaptarse a las novedades tecnológicas, cada vez les resultará más fácil. Y ello generará mayor consumo, pero también mayor beneficio social (bienestar) sin duda; mayor autonomía y seguridad, también. Los retos son enormes para las Administraciones Públicas y para el sector privado (empresa, industria, innovación) y las necesidades muy diversas y muy distintas, debido al envejecimiento; por ello, esos retos son la verdadera oportunidad.

      Siempre he tenido la creencia de que la mayor y más importante empresa es la “empresa social”; hablando metafóricamente. La “empresa social” es la mayor consumidora de productos y servicios, pero también generadora de riqueza. Y la mayor empresa social ya hoy, y más en el futuro, es la Silver Economy. De hecho, Y como cualquier empresa, debe actuarse con ella como con cualquier otra. De hecho, la Silver Economy ha adquirido tanto potencial que, en el informe que elaboró la Comisión Europea, con el apoyo de Technopolis y Oxford Economics contemplando a la población mayor de 50 años, la situaba como la tercera economía más grande del mundo.

      Bajo esta perspectiva, si para sacar adelante un negocio es necesaria una planificación, estudio de recursos, estudios de mercados, análisis de cuentas, posibles sinergias… en la empresa social debemos empezar a hacer los mismo, máxime cuando es la única empresa que afecta a todos los ciudadanos, y no sólo a un grupo objetivo de posibles compradores y usuarios. Y ante cualquier desarrollo legislativo que persiga dar cobertura a derechos para las personas, donde estén presentes las tecnologías, debemos contemplar y analizar la sociedad en todo su conjunto, contemplando a mayores, personas con discapacidad o limitaciones para introducir y garantizar que todos los productos, servicios y entornos incorporan la accesibilidad y usabilidad. Porque, además, de esta forma se genera riqueza económica, que compensa con creces cualquier gasto público además de hacerlo más eficiente.

      Y ello, que parece tan complejo, hoy en día sigue siendo complejo, pero menos. Las tecnologías nos abren un campo impensable hace poco, y siguen siendo enormemnte desconocidas y despreciadas. Por poner un ejemplo local, si en la mal lamada “ley de dependencia” en nuestro país, tuviéramos la fortuna de que se contara con expertos que nos dijeran cómo las TIC’s pueden facilitarnos el resolver muchos de estos problemas de derechos, ahorrar costes, mejorar los servicios y así garantizar los mencionados derechos, probablemente sí nos dirigiéramos entonces a un verdadero estado social; y al verdadero espíritu de la ley, generar autonomia personal siempre que sea posible.
      Y la Silver Economy puede ser la mayor Empresa Social. Las empresas deben tener un papel esencial para resolver problemas sociales, sin renunciar al beneficio económico, única forma de gestar un modelo sólido y sostenible en el tiempo. Se puede y se debe invertir con visión social desde una perspectiva financiera. Y la perspectiva social significa incluir y contemplar a todos los ciudadanos, más que nunca, en estas nuevas sociedades envejecidas, donde además sigue presente la discapacidad. La perspectiva social, en esta nueva sociedad basada en la tecnología, significa incorporar ya, de facto y de forma permanente, la accesibilidad a productos, servicios y entornos. Y las Adminastraciones Públicas, los Gobiernos y dirigentes, deben tener también muy claro que no es suficiente con el dinero y recursos de las ONGs (por cierto, fuertemente subvencionadas con dinero público) para afrontar esta nueva realidad que nos llega con el envejecimiento poblacional. Quizás debieran empezar a cambiar sus esquemas llevando en sus presupuestos el fomento de Inversiones Impacto, y un nuevo paradigma de gasto público centrado en los pagos por resultado (bonos Impacto) a las empresas del sector privado que mejor resuelvan las nuevas situaciones sociales que, indefectiblemente, van a estar presentes en la Silver Economy..

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