Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

viernes, 29 de junio de 2018

¿De verdad van a destruir nuestra sociedad los "Robots"?

No somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas difíciles que todavía no nos han causado daños”. Nick Bostrom (entrevista El País Retina).
Nick Bostrom es filósofo y profesor de la Universidad de Oxford, dirige el Instituto para el Futuro de la Humanidad y el Centro de Innovación de Estrategia de Inteligencia Artificial, un verdadera autoridad en la materia. En esta entrevista, Nick se pregunta acerca de “una superinteligencia artificial cada vez más poderosa cuyos objetivos no estén alineados con los humanos. El reto es tener la tecnología que permita alinear estos poderosos sistemas con los valores humanos y que siempre hagan lo que nosotros queremos que hagan”. Es decir, por ejemplo, que no generen estrategias políticas basadas sólo en criterios economicistas o de ahorro dejando fuera los valores sociales. Todo esto es extendible a la biotecnología y cualquier ciencia donde la IA juegue un papel esencial. Deshacer lo ya hecho no suele ser fácil; todo lo positivo de la tecnología y sus nuevos desarrollos, sin una adecuada precisión, planificación y control de consecuencias puede eliminar cualquier beneficio para pasar a ser desastroso. Y esto es lo que puede ocurrir ante la implantación de la robótica (y la robótica no es sólo el “humanoide”), impregnada de IA, sin una adecuada planificación y adecuada transición. Porque, como dice Nick, “No somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas difíciles que todavía no nos han causado daños”. Pero que sabemos que van a llegar, porque llevamos años hablando de ello, y que tendrán fuertes consecuencias y traerán cambios sustanciales económicos, administrativos y sociales.
Cada vez que leo o escucho todo lo malo que nos van a traer los “robots”, no puedo evitar una sonrisa. Nos van a robar los trabajos, nos van a sustituir en las relaciones, nos van a aislar, a vigilar… en definitiva, se van a apoderar de nuestro mundo. Es sorprendente la capacidad de autodestrución previa que tenemos como individuos y como sociedad. Esto sucede cada vez que históricamente se produce una revolución tecnológica o industrial. Y luego, después del pánico social, de horas, días, meses y años de “horror” dedicados a hablar de las penurias que vendrán, de la falta de empleo, del empobrecimiento de la humanidad… la sociedad se recicla, se reinventa, se reorganiza, y acaba viviendo mejor. ¿Alguien es capaz de negarlo?.
No es la robótica quién nos va a crear problemas; somos nosotros, los humanos que diseñamos esa robótica, quién nos vamos a meter en problemas por pasar el tiempo adivinando esos problemas, en lugar de buscar los medios adecuados para adecuar esa nueva transformación económica y social que se va a producir a nuevas formas de gestión, de trabajo, de hábitos y de comportamiento. Es decir, por dedicar demasiado tiempo a asustarnos, en lugar de a formarnos.
Adit Abhyankar es jefe de ventas de Google Analytics 360 en Europa Continental y Mercados Emergentes. También en una entrevista para El País Retina en marzo 2018, explica cómo “la creatividad en marketing digital depende de entender la oportunidad tecnológica en juego”. Pero esto es aplicable a cualquier cambio en cada sector social producido por la transformación tecnológica a consecuencia de las nuevas soluciones TIC’s dotadas de IA, entre ellas la robótica avanzada. “Tenemos que impulsar el pensamiento más creativo. Los creativos son ahora más importantes que nunca, ¿por qué?. Porque podemos comprender mejor el comportamiento y necesidades de los seres humanos. Es más, somos capaces de intersecar ese conocimiento de los hábitos de alguien justo cuando desea algo”. Y este debe, y puede ser, también aplicado para generar cada vez mayor número y diversidad de bienes, productos y servicios accesibles y usables. Nunca hemos tenido tanto conocimiento, tantas herramientos Tic’s a nuestro alcance para buscar soluciones y mejorar cada sector, sea laboral, sanitario, social, de comunicación o de movilidad; nunca hemos tenido tantos recursos para gestionar, preveer y planificar las transformaciones cada vez más rápidas producidas por las tecnologías; por ello, también debemos ser cada vez más rápidos en ejecutar la soluciones para adaptarnos a esos cambios.
Vemos cada día cómo las máquinas van sustituyendo el trabajo físico, rutinario y los considerados de nivel medio o baja cualificación. Para todas, pero especialmente para esos puestos de trabajo, sólo la reinvención y actualización permanente del puesto de trabajo y actividad puede mantenerlos. Los estudios demuestran que los países, las empresas y los trabajadores que están gestionándolo mejor son aquellos que se están abrazando a la formación continua. Pongamos el esfuerzo en la educación, en la formación cualificada, adaptada y adaptativa, en lugar de quejarnos y preocuparnos de nuestros propios inventos.
La robótica, ben diseñada, accesible y usable, en todos los sectores (domésticos, médicos, asistenciales, empresariales, industriales, o de ocio y culturales), se presenta una vez más como una verdadera oportunidad de negocio y de inclusión social. ¿Acaso no puede ser, una vez más y como históricamente demuestra el avance tecnológico y científico, una nueva fórmula de incorporar la diversidad funcional y discapacidad de forma activa en la sociedad?. Porque es imposible negarlo: más allá de las barreras que crean, los beneficios son mucho mayores. ¿O acaso un ciego está peor ahora que antes de aparecer el mundo digital, el teléfono inteligente, la evolución de la informática o las redes sociales?. Con todos su fallos y carencias, por supuesto y sin olvidarlas. ¿Acaso no es una oportunidad de incrementar el consumo y la productividad?. Recordemos que lo que es accesible, usable y útil, “se compra” y genera beneficio social (incluyendo el acceso al empleo para millones de personas).
La robótica como ciencia posee un enorme potencial de beneficio social y de innovación, por la necesidad de ser más competitivos. Beneficio social, a través de robots de asistencia personal, de dispositivos de mantenimiento de infraestructuras, robótica médica, ingenios para la seguridad ciudadana, etc. ¿Seguro que no abre infinitas posibilidades?. ¿Estamos seguros que va a ser nuestra perdición? Yo más bien creo que puede significar un salto enorme de beneficio social y de inclusión, si lo hacemos bien. Pero eso requiere pensar, planificar a medio y largo plazo, formar y educar, y actuar. Actuar contemplando la diversidad y discapacidad también desde un punto de vista de negocio. Perspectiva que también el Tercer Sector social especialmente (discapacidad, mayores y colectivos en riesgo) debe asumir de manera real y urgente, y no sólo a través de declamaciones demagógicas ante los políticos. Se necesitan estrategias nuevas, innovadoras y permanentes de colaboración Público-Privada como el CENTAC (Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad), que persigue TRABAJAR CON la industria, la empresa y las Administraciones Públicas, y NO CONVENIAR con ellas. Hay sensibles diferencias en ello.
En definitiva, “se trata de involucrar a la sociedad en temas de robótica”, decía ya hace varios años Carlos Balaguer (UC3M), en RoboCity2030.
Nadie duda hoy que la robótica es progreso y desarrollo tecnológico, incrementa la productividad y consecuentemente la competitividad y la inventiva. Lo que provoca niveles de desempleo más bajos. Eso sí, siempre con parámetros de accesibilidad y usabilidad. Cuando Google empezó a comprar empresas de robótica allá por 2014 (sólo en ese año adquirió ocho, entre ellas Boston Dinamics), podemos estar seguros que algo va a cambiar en nuestros entornos, sociales y profesionales. Lo sabemos, entonces, ¿por qué no prepararnos, profesional, social y mentalmente?. ¿Nos generaremos nosotros solos la exclusión?.
Francesco Ferro (PAL Robotics) lo tiene claro: “La robótica tiene múltiples aplicaciones en muchos campos diferentes, pero hay una máxima que lo une todo: los robots sirven a las personas". Manifiesta que “la intención de la robótica es hacernos la vida más cómoda, permitirnos llegar donde los humanos no podemos o facilitarnos las tareas más arduas". Disponemos de robots capaces de reconocer el entorno, personas, objetos, voces e interactuar con el humano. Si no olvidamos en sus diseños y formas de manejo y control la accesibilidad y usabilidad, estaremos entrando en una era tecnológica para todos, sin discriminación. ¿Abre la robótica o no abre infinitas posibilidades de beneficio social, nuevas profesiones y más amplias, y simultáneamente enormes posibilidades de beneficio económico?. Debemos canalizar el desarrollo de la robótica a mejorar necesidades básicas del ser humano, inmutables siempre, y cubrir áreas donde los esfuerzos físicos tienen a la larga costes sociales y gastos públicos cada vez más considerables, por el envejecimiento poblacional (que lideran Japón y España). Ahí es donde deben intervenir los inventos robóticos.
Takanori Shibata, creador de la foca terapéutica Paro, también está de acuerdo en que la robótica está para mejorar la calidad de vida. "Los robots van a contribuir a que la calidad de vida aumente entre nosotros. En cuanto a la posibilidad de que generen desempleo, es verdad que los trabajos repetitivos y fáciles los están empezando a hacer en la industria los robots, pero el trabajo que necesite de la mente humana no lo podrán hacer. El trabajo humano será de mejor calidad".
Preparémonos para crear nuevos especialistas, en nuevos trabajos, y profesionales más preparados de conocimientos humanistas y sociales, conocimientos que debiera impregnar la robótica que fabriquemos y la IA que la nutrirá. Robótica que, gracias precisamente a sus cada vez más altos sistemas de IA, podrían realimentarse y cerrar el círculo, ayudando a crear nuevos diseños robóticos cada vez más accesibles y usables.
Si nos centramos única y exclusivamente en reclamar nuestros derechos, como colectivos “perjudicados”, y ser sociedad pasiva frente a lo que sabemos que va a llegar, no nos podremos quejar. Trabajemos para que la revolución robótica sea un verdadero beneficio. Pasemos de contemplar la reclamación de igualdad universal y la “horrible discriminación” que produce la tecnología avanzada, como un negocio, y vayan de la mano beneficio social y económico.
O tendrá razón Nick Bostrom: “No somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas difíciles que todavía no nos han causado daños”.
Todas las que llamamos “nuevas tecnologías” están hoy interconectadas, y no tienen sentido unas sin las otras. Robótica, Internet, IoT, Cloud, Inteligencia Artificial (IA), Big Data, teléfonos inteligentes, televisión interactiva,… cada una y todas en conjunto, bien diseñadas y desarrolladas (accesibilidad y usabilidad), generan algo muy importante: beneficio social, beneficio económico, autonomía e inclusión. Sí, he dicho bien, inclusión; porque por defectuosas que sean (y por supuesto, siempre diré y defenderé que hay mucho que mejorar), han supuesto un alto nivel de bienestar social para la discapacidad, dependencia y entornos familiares. Y eso, amigos, la autonomía y la igualdad generada a través de las Tic’s, es el verdadero nicho de riqueza social y oportunidad económica.


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