La
pregunta sería, más bien, ¿qué no tiene que ver algo hoy en día
con la tecnología, y la accesibilidad en todo ello?.
La
accesibilidad a bienes, productos y servicios ya no puede atacarse
exclusivamente desde un punto de vista legal o de derechos,
escribiendo continuamente leyes, reales decretos y normativa varia en
los boletines oficiales, por mucho que se empeñen el tercer sector
social y la rama social de las Admnistraciones públicas. Ahora que
nada se entiende sin las tecnologías, hay que hacer efectivos los
derechos mediante las propias tecnologías, cumpliendo los criterios
de accesibilidad y usabilidad a bienes, productos y servicios. Y en
ello, como en tantos otros sectores y campos, tiene mucho que decir
el Big Data, (y donde debiera jugar un papel fundamental la compra
pública innovaddora, sobre la que escribiré próximamente), para
desarrollar ámbitos reales y eficaces de colaboración
público-privada que generen bienestar social y beneficio económico
simultáneamente, única forma de hacer hoy día sostenibles
(y no seamos cínicamente ciegos) los derechos. Algo que el
CENTAC,
eliminado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social,
tenía muy claro.
Para
ello es neceesario alguien que conozca la diversidad poblacional con
profunddiad, las necesidades, las características de toda y cada
discapacidad, a los mayores y sus limitaciones, la tecnología en
profundidad, la propia legislación y normativa técnica, ... Big
Data por sí solo no sirve, necesita para
apoyarse de
otros
recursos "más intangibles de conocimiento"....
El
término Big Data indica el enorme volumen de datos, tanto
estructurados como sin estructurar, que generan todos los sistemas de
manejo de información hoy en día, en todos los sectores existentes
tanto de ámbito privado como público. Su cada vez mayor
importancia viene dada por el uso que se hace con esa ingente
cantidad de datos. Analizando decisiones de negocio, eficiencia de
servicios, flujos de comercio y consumo, preferencias de usuarios,
rentabilidad de recursos o idoneidad de inversiones, por citar
algunos ejemplos. La complejidad precisamente en el uso del Big Data
cada vez se acrecienta más, al provenir de cientos de fuentes
diversas y en gran parte totalmente desetructaras: web logs, los
sensores incorporados en dispositivos, la maquinaria, los vehículos,
las búsquedas en Internet, redes sociales, ordenadores y sistemas
portátiles, teléfonos inteligentes, dispositivos de
geolocalización, registros de centros de llamadas, o incluso los
nuevos sistemas interactivos de consumo doméstico (Televisores
inteligentes, sistemas domóticos o asistentes inteligentes).
Sin
embargo, la utilidad tan grande que ofrece tanto a empresas como a
las Administraciones Públicas compensa de lejos el esfuerzo de
manejar tal cantidad de datos no estructurados, permitiendo tomar
decisiones de eficiencia, ahorro, y eficacia en los resultados al
ofrecer soluciones y respuestas que las propias entidades poseen y no
localizan por "sistemas tradicionales". Es más, permite
identicar problemas con anticipación, y dictaminar soluciones en
muchos casos más comprensibles.
El
análisis a través del Big Data está ayudando, y en el futuro
inminente lo hará más, a aprovechar los datos propios y cada vez
con más frecuencia las bancadas de datos provenientes de servicios
Open Data (especialmente de servicios públicos). Con ello se
deberían producir negocios más ágiles y descubrimiento de nuevos
nichos y oportunidades también, mayor beneficio económico,
fidelización de clientes y usuarios y, sobre todo, eficiencia y
anticipación ante posibles problemas. Todos los análisis de las
grandes consultoras coinciden, al menos, en tres ventajas alrededor
del Big Data: reducción de costes;
mucha mayor rapidez en la toma de decisiones;
y
generación
de nuevos productos y servicios acordes a las capacidades económicas
de los usuarios/consumidores, de sus preferencias y de su facilidad
de uso.
Es
precisamente esto último lo que me inducea pensar, ¿por qué no
utilizar las capacidades del Big Data para generar verdaderamente
bienes, productos y servicios accesibles, sean estrictamente
tecnológicos o no?. ¿Por qué no utilizar las posibilidades del Big
Data para generar soluciones tecnológicas accesibles que permitan la
eficacia real de tantos derechos (sociales) como aprobamos? ¿Por
qué no se ponen a hablar de una vez los que escriben los derechos y
diseñan los servicios públicos a disposición del ciudadano y
los
que saben de tecnologías y
de
la accesibilidad a las mismas?.
¿Por
qué el sector privado no se da cuenta de que necesita esos
conocimientos de expertos en accesibilidad Tic para vender sus
productos y servicios atrayendo todo tipo de clientes con
independencia de sus capacidades, y se genere los que el CENTAC,
eliminado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social,
defendía, unir beneficio económico y beneficio social?. Turismo,
salud, Administración, Retail (servicios al cliente), manufacturas
(patrones de uso y mejora de productos), publicidad, uso de los
medios y redes sociales, transaciones finacieras... ¿Por qué no
utilizar el Big Data para el mundo de la accesibilidad Tic,
analizando formas de uso, dificultades de uso, tendencias, frecuencia
de uso de determinadas aplicaciones y comparaciones con otras,
detección de dificultades... todo para mejorar productos y
serrvicios?.
El
Big Data se está utilizando en campos que jamás hubieramos pensado.
Como prueba, podriamos ver el caso Yokozuna Data, empresa que tres
españolas fundaron en Tokio en 2015. ¿Para qué?. Veamos parte del
reportaje aparecido en Retina este mes, "Luchadoras
en Japón":
"Mediante
la aplicación de big data e inteligencia artificial a los datos
recabados durante partidas de videojuegos, Yokozuna
Data
puede predecir el comportamiento individual de millones de gamers:
desde la cantidad que se gastarán hasta el momento en el que
abandonarán la aventura, así como posibles casos de adicción y los
remedios para prevenirlos. Todo ello respetando el anonimato de los
jugadores. “Queremos revolucionar el mercado de los videojuegos,
cuya calidad de datos es tan impresionante que si se usan bien se
puede lograr la personalización total de cada título, así como
estudiar el comportamiento humano mediante el análisis de
motivaciones, adicciones o maneras estratégicas de pensar”, señala
Periáñez, CEO de Yokozuna Data."
O
veamos la opinión de Inés Guix en el artículo de El País "El
Big Data puede cambiar el futuro de la práctica médica y la
investigación":
"...bajo
una adecuada regulación que salvaguarde la intimidad de las fuentes,
la prudente explotación de Big Data ofrece inmenso potencial para
mejorar nuestra sociedad, catapultando de manera extraordinaria su
desarrollo transversal en múltiples disciplinas, y especialmente la
Medicina.
...en
los próximos años el análisis en tiempo real de millones de
historiales médicos facilitará la construcción de modelos
predictivos eficaces que orienten las decisiones clínicas de la
práctica diaria del mañana, optimizandola. Se avecina, por tanto,
una revolución del conocimiento sanitario...".
¿Por
qué no entonces puede ser Big Data una poderosa palanca para la
accesibilidad tecnológica?. ¿Por qué no debe servir para la la
generación de una nueva época de bienes, productos y servicios
accesibles universalmente?.
Como
parece evidente, la finalidad última del Big Data es aumentar la
eficiencia en el proceso de toma de decisiones. Y esta eficiencia
pudiera muy bien ser empleada para, en múltiples ámbitos, desde el
laboral o profesional al sanitario o educativo, seleccionar la
tecnología que mejor se adapte al usuario. Guardar y almanecar datos
ya no tiene ninguna complejidad y cada vez es más económico. Ello
repercute directamente en la forma de cómo se analiza la información
por todos los métodos y herramientas más potentes. Y como ha
sucedido siempre, el acceso a la información más rápido, por cada
vez más actores sociales y con mayor número de herramientas,
produce transformaciones esenciales en las organizaciones y
mercados, afecta a los fundamentos de la organización social tanto
en lo público como en lo privado: la sanidad, la política, la
educación, la cultura, la industria, el transporte, los
comportamientos individuales, nuestros hábitos y la forma de
relacionarnos.
A
ese enorme potencial que hemos creado para procesar cantidades
ingentes de datos procedentes del propio mundo de la industria, la
empresa y de los servicios públicos, al que hemos denominado Big
Data, se suma algo que oímos continuamente y que aún gran parte de
la población no es consciente de ello: la información que "damos"
voluntariamente y a los rastros que continuamente dejamos en
Internet, en nuestras comunicaciones digitales y en nuestros
aparatos inteligentes domésticos sin ser conscientes de ello. El
conjunto de todo ello, provoca otro factor clave en la distribución
equitativa de la organización social: está revolucionando el
consumo. Y esta revolución, a su vez, está generando información e
impacto en otros ámbitos que jamas se
nos hubiera ocurrido, como he citado anteriormente.
¿Nos acordamo de cuando una cadena de gran consumo americana,
Target, fue capaz de saber el embarazo de una de sus clientes
adolescentes antes que su entorno más cercano, con algoritmos de
análisis de habitos de compra?. Algoritmo basado en inteligencia
artificial. ¿No podemos utilizar todo este potencial, pues, para
generar bienes productos y servicios Tic's más accesibles y usables,
analizando capacidades de uso, frecuencia, preferencias y formas de
acceso a la información?. ¿No disminuriamos la brecha social y de
oportunidades aprovechando el poder que nos ofrece el Big Data?.
Claro que, como siempre, para ello sería necesario (sobre todo en el
ámbito público), que quien escribe derechos, escuchara y hablara
con quien sabe de tecnología, y estos con quienes saben de
accesibilidad a este nuevo mundo digital. Algo que el CENTAC,
eliminado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social,
tenía claro y siempre ha defendidio. Porque el beneficio social, y
paralelamente económico, es evidente a medio y largo plazo (perdon,
se me olvidada que, al menos en nuestra política, se piensa a corto,
hasta
las próximas elecciones).
Porque
quizás una de las grandes esperanzas del Big Data es ayudar a
visibilizar nuevas oportunidades de negocio. Y en una perspectiva
donde la denominada economía plateada (todas aquellas necesidades y
economía de consumo que se genera en la ciudadanía por encima de
los 55 años, con sus limitaciones funcionales), un análisis
adecuado de los datos debe traer nuevas ideas y una nueva forma de
afrontar el "negocio" que se nos presenta.
Se
dice, y con razón, que el petróleo del siglo XXI van a ser los
datos, y sus yacimientos han hecho que ya, hasta hoy tan solo, exista
más información generada en los últimos quince años que en toda
la historia; pero como el petróleo, se necesitan fábricas que los
transformen en combustible útil. A través de las herramientas de
Big Data. Pero si hay un ámbito donde éste juega un papel
trascendental, es en las denominadas Smart Cities o ciudades
inteligentes. Y lo es porque en este gran ecosistema confluyen todas
las tecnologías y todos los sectores que afectan al ciudadano, desde
los públicos a los privados. Transportes, oficinas y centros de
negocios, comercios, edificios administrativos y servicios públicos,
infraestructuras. Y todo conectado y centralizado con el usuario a
través de su doble yo: el teléfono inteligente y las tecnologías
en movilidad. Cuando nos fijamos en las denominadas Smart Cities o
ciudades inteligentes, ellás por sí solas son verdaderos
yacimientos de este petróleo, que transforma radicalmente la
economía clásica en una nueva, la economía urbana y el urbanismo
digital. Y esta nueva economía urbana va a afectar de manera
sustancial al ciudadano, para bien o para mal, según la diseñemos e
implementemos. Por ello, este gran ecosistema interconectado donde
confluyen y se solapan todas las tecnologías debiera ser el
principal yacimiento para trabajar, desde el Big Data, en el
verdadero eje para el diseño de bienes, productos y servicios
accesibles y usables que definieran la nueva sociedad reduciendo de
manera importante la brecha social tecnológica. Este escenario de
datos urbanos debiera imponer nuevos sisemas de colaboración
público-privada;
y cambia totalmente la forma de estudiar, gestionar y resolver los
diversos problemas sociales y económicos de la ciudad, generando los
nuevos bienes, productos y servicios accesibles y usables por toda la
diversidad poblacional, con indpendencia de sus capacidades.
"No
es que el Big
Data
sea la clave del futuro, es
que es ya la clave del presente",
manifestaba Pilar Torres, directora de Operaciones y Marketing de
Microsoft Ibérica, en el foro Big
Data: ¿oportunidades sin límite?,
celebrado en 2015. Y debe servir para crear amayor igualdad social
tecnológica.
(http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2016/06/02/actualidad/1464854761_553224.html).
Si
lo queremos trasladar al mero espacio socioeconómico, podriamos
recordar las palabras con las que César Alierta inauguraba su
ponencia en
el
Mobile World Congress del 2016 "El
exponencial crecimiento de los datos, la digitalización y el Big
Data transformarán los modelos productivos, factores clave para
adquirir ventaja competitiva frente a los competidores e impulsar la
innovación".
Unicamente se le olvidadaba (quizás lo tenía en la cabeza), que
para adquirir esa ventaja competitiva ya no puedes olvidar la
accesibilidad y usabilidad, si quieres posicionarte en el mercado sin
dejar de lado un buen porcentaje poblacional que cada vez en mayor
medida necesita esas características en sus medios de interrelación
con el proveedor de servicios. Al mismo tiempo, aprovechar esa
ventaja competitiva a través del Big Data usando los datos que
poseen las operadoras, podría perectamente también utilizarse para
acercar a cada usuario, sabiendo detectar las distintas capacidades
funcionales de cada uno, la tecnología y servicios TIC más
adaptados y usables por la diversidad de cada cliente.
Como
siempre, la solución está en nuestras manos. En nuestro
razonamiento inteligente (???) y responsabilidad social como personas
(???).
Hacer ver que accesibilidad, usabilidad, turismo para todos (inteligente), economía plateada son ventajas competitivas en el gran ecosistema que representa la Smart City es algo que nos corresponde a los que estamos implicados y creemos en la inclusión. Tiene que ser un mensaje permanente en que hay una oportunidad empresarial en satisfacer necesidades de importantes sectores de la sociedad y también que no basta con legislar, sino que las leyes no están para hablar sobre ellas, sino para ser cumplidas, y esta es una tarea que incumbe a toda la administración.
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