Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

jueves, 31 de marzo de 2011

Cuando la sociedad de la información y la comunicación no consigue comunicarse


Suelo decir que tan indefenso está el ciudadano que no tiene derechos, como aquél que desconoce los derechos que tiene. Pues con la tecnología ocurre, salvando las distancias, algo similar. Nos movemos en una sociedad de la información y del conocimiento tan densa y oceánica que nos hace ver la inmensidad de la masa de agua, pero no todas las partes que la componen. Sin duda, al mundo de las tecnologías le falta mucho por andar para conseguir productos normalizados, accesibles y usables, tanto en su diseño como en los contenidos que ofrecen. Pero, ¿sabemos lo que tenemos, para después reclamar lo que no tenemos? ¿sabemos lo que hay, para pedir lo que no hay? ¿hay que inventarlo todo de nuevo, o podemos aprovechar lo que ya está inventado o se está desarrollando?.

Creo que vivimos en una sociedad global de la información y la comunicación de la que no nos enteramos. Y desde luego, donde aunque se llame de “la información y la comunicación”, poca comunicación existe entre los actores que se mueven en ella, y escasa difusión de la información se hace, especialmente entre la empresa y/o industria y los ciudadanos y asociaciones de personas con discapacidad, u otros colectivos sociales, póngase el caso de las personas mayores. Quizás porque se desconocen unos a otros, o porque en ambas partes se carece de profesionales expertos es búsqueda de necesidades y nuevos clientes, en un caso, en el de la industria y/ empresa; y en el otro, por carecer también de profesionales expertos en el rastreo de nuevos hallazgos o avances tecnológicos, lo que conlleva a una descorazonadora nula práctica de establecimiento de acuerdos, contactos o “negocios sociales” con aquéllos. En definitiva, algunos (muchos) colectivos demandantes de determinadas tecnologías y la industria no se comunican entre ellas, y no se enteran de lo que existe unos ni para qué puede servir ni rentabilizar sus desarrollos los otros.

Hay dos formas de hacer las cosas cuando se trabaja con criterios empresariales. Puedes enfocar tus objetivos a determinadas minorías, y esto sólo es rentable cuando manejar productos exclusivos, caros o de alta gama, y dirigidos a población con alto nivel adquisitivo o foros muy concretos. O puedes trabajar pensando en todos, en toda la población como destinaria de tu producto, incluyendo también a las minorías. Este es el camino que persigue el diseño para todos, y al que se está acercando como ejemplo más emblemático (aún le queda recorrido) el diseño de terminales móviles. Y está trabajando, en la mayoría de las ocasiones, sin enfocar sus diseños y desarrollos a estos criterios, pero cuya utilidad sobre la marcha van sirviendo a casi todos. Las pantallas táctiles las manejan mucho mejor las personas con dificultades de movilidad, al igual que la activación y marcado por voz. Los lectores de correo y altavoces aumentativos del sonido no se han empezado a desarrollar para los sordos, pero les sirve a la mayoría de las personas con discapacidad auditiva (no sordos totales). En cambio, desarrollos de conversión de voz a texto, que sí sirven para sordos totales, servirían y serían utilísimos pata todos (en la educación, reuniones de trabajo, espacios silenciosos o de emergencia…) y sin embargo, se han desarrollado y publicitado para un mercado tremendamente minoritario, personas sordas y con discapacidad auditiva.

El desconocimiento y la ignorancia son muy malos aliados para encontrar soluciones, y la falta de diálogo y comunicación se suelen añadir a los otros. La industria está trabajando, muchas veces sin saberlo, acercándose a diseños enfocados a múltiples utilidades que benefician a capas cada vez más amplias de población. Creo que es urgente que exista un banco de conocimiento común, global, no sectorizado en aplicaciones enfocadas a las limitaciones o discapacidad, donde puedan encontrarse y se encuentren “los quienes, dónde,  cómo y en qué” trabajan en desarrollos tecnológicos, de forma que hallen,  compartan y diseñen políticas de sinergias más rentables y efectivas. Ello no significa en absoluto renunciar a secretos profesionales, ni a revelar políticas de empresa. Pero reconozcamos que no tiene demasiado sentido que mientras aquí una empresa lleva desarrollando un sistema de manejo del ordenador por el iris (desarrollado pensando sólo, para personas con escasa movilidad, gran error), la empresa Lenovo presente en el CeBIT de Hannover de este año, un portátil que permite ejecutar diferentes acciones sólo con posar la mirada en la pantalla, con vistas a comercializarlo; y mientras tanto, una estudiante polaca de doctorado en informática de 29 años, Alexandra Krolak, ha inventado un sistema que permite a las personas con parálisis controlar un ordenador mediante parpadeos. Probablemente, Lenovo le saque un partido enorme en el campo de la publicidad y análisis de preferencias de usuarios, por ejemplo, y como ha dejado “intuir”, pero además, seguramente será muy útil para minorías con problemas severos de movilidad. Incongruencias.

Algo no funciona cuando se gastan recursos personales y económicos en la búsqueda de un decodificador accesible para la TDT por entidades como INTECO, y empresas como IrisMedia o un ingeniero de la Universidad Politécnica de Madrid tienen prácticamente solucionado el recurso desde hace más de dos años. Algo falla, desde luego, cuando ni el colectivo de personas ciegas, ni otras entidades no conocen este aspecto. Y mientras, decenas de miles de personas ciegas siguen sin tener la solución en el mercado, y el mercado, recíprocamente, siguen sin tener clientes por no tener el producto. Algo no cuadra cuando algunas empresas constructoras como ACR Grupo trabajan y tienen desarrollos efectivos en sistemas de telepresencia, y se siguen invirtiendo recursos en nuevas investigaciones enfocadas exclusivamente a personas con discapacidad sensorial. ¿No se beneficiaría más la industria conociendo los múltiples usos de sus desarrollos y tecnología si alguien se lo explicara? ¿no sería más rentable para la sociedad con limitaciones o necesidades especiales, conocer lo que existe y cómo lo puede utilizar, tal cual o modificado sobre la base que funciona? ¿no sería mejor para todos hablar y conocer, y explicarse mutuamente cómo pueden beneficiarse todos?

Algo no encaja cuando la empresa Emporia Telecom recibe, por su teléfono móvil Emporia Elegance, el galardón del "premio de oro iF de 2011" en el antes mencionado CeBit de Hannover, con un diseño exquisito que responde a las necesidades de las personas que demandan y requieren un teléfono fácil de utilizar y adecuado a sus capacidades visuales, auditivas y táctiles; y que se venda, entre otros sitios, en El Corte Inglés, y que desconozca casi todo el mundo. Si la mayoría de los operadores de servicio en Reino Unido, salvo excepciones, llegan a a exceder sus obligaciones respecto a la las cuotas de subtitulado, audiodescripción y signado de programas; y los diferentes canales de la televisión pública BBC alcanzan en la práctica el 100 por ciento en cuanto al subtitulado, superan el 10% legal de audiodescripción, ¿no parece raro que no puede implementarse en nuestro, o en otros países de nivel similar, este servicio? ¿por qué no se usa la imaginación, y no se utiliza el subtitulado también para anuncios publicitarios, y se incorporan de esta forma nuevos potenciales usuarios o clientes, e ingresos para el proveedor, ganando todos?

¿Por qué el Rochester Institute of Technology (RIT), una universidad privada de Henrietta (Nueva York), está desarrollando un nuevo sistema de comunicación por videoconferencia específico para personas sordas.¿Por qué los colectivos de personas sordas diseñan o trabajan en tecnologías de videoconferia específicos, cuando la videoconferencia es un recurso ampliamente trabajado, con multitud de plataformas ya desarrolladas, y beneficiosa y rentable para todos, incluso económicamente para la industria que trabaja en ello, y nos perdemos en microproyectos excasamente comercializables globalmente? ¿Por qué no echamos imaginación al desarrollo que ha realizado el  área de Tecnología Electrónica de la Escuela Politécnica de la UBU, que ha creado una herramienta que transcribe la voz en texto en tiempo real y permite almacenarlo. Su nombre, HADA, proyecto de fin de carrera de Carlos Tejedor, estudiante de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión, ¿no serviría para los ejecutivos, para las conferencias e incluso para espacios sociosanitarios? ¿Por qué no investigamos y rentabilizamos tecnología ya presente, como la utilizada por la Kinect, y se le saca verdadero rendimiento económico y social? ¿Por qué…?

Creo que es muy importante que la sociedad hable, que hablen entre sí todos los que participan en nuestro fascinante mundo de las tecnologías, de la sociedad de la información y la comunicación. Se hace necesario, imprescindible, como mencioné antes, un banco común del conocimiento tecnológico, una base de datos de recursos tecnológicos, donde podamos ver, analizar, reflexionar y planificar sobre lo que tenemos, sobre lo que falta, sobre lo que se puede hacer con lo que tenemos, aprovechándolo o modificándolo, y sobre lo que no podemos hacer con lo que tenemos. Y se puede hacer, trabajando colaborativamente y con profesionalidad, sin falsos egoísmos ni yoísmos, si de verdad queremos hacer una sociedad mejor para todos. Sin duda, algo falla cuando la sociedad de la información y la comunicación no consigue que los dos “mercados”, el empresarial y el social, se comuniquen y trabajen juntos.

jueves, 10 de marzo de 2011

Las casualidades también sorprenden a las tecnologías


Leyendo un enlace a un artículo que me ha enviado un buen amigo, no he podido evitar ponerme a pensar en cómo influye el azar y las casualidades en nuestras vidas, y cuantas veces este azar ha supuesto grandes cambios en el avance y desarrollo de la humanidad, de las sociedades, de la ciencia y la medicina, y de los cambios en la historia y sus civilizaciones. Este azar también ocurre con la tecnología, y cada vez en mayor frecuencia, debido al vertiginoso desarrollo que experimenta todo lo relacionado con este campo. Y así, a veces, nos encontramos sorpresas sobre cómo desarrollos tecnológicos que nunca habían sido pensados para ello, tienen virtudes para las personas con discapacidad, como en este ejemplo para el  autismo. El enlace que me envió mi amigo es éste:


En éste artículo, que pertenece al blog de una madre cuyo hijo padece autismo, nos relata cómo, sin querer y por una casualidad, cayó en sus manos un iPad, y a partir de ahí su pequeño con autismo empezó a desarrollar habilidades hasta entonces impensables para él y para sus padres. El caso es que, un aparato que nadie pensó que pudiera utilizarse, sin coste añadido, para una educación especial, y por añadidura, para una cierta rehabilitación cognitiva, sirve para ello. Y el caso, aunque sea redundante, si esto sirve para una mejora de la vida y/o autonomía de las personas con autismo, debiera empezar a utilizarse ya, o al menos a probarse, en los centros educativos y de rehabilitación que tengan alumnos en esta situación. Recordemos, y nunca me cansaré de repetirlo, y aunque sea una lástima el desconocimiento por los ciudadanos de sus derechos, que nuestro país tiene recursos legislativos aprobados que amparan esos derechos a una educación con medios técnicos adecuados a la persona. Entre ellos, la Ley Orgánica 2/2006, de Educación; la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la ley orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades; o la Convención sobre los  Derechos de las Personas con discapacidad de Naciones Unidas, ya derecho positivo en España desde el 3 de mayo de 2008. Por citar sólo algunas.

Al azar vemos, que por casualidad, hemos descubierto una utilidad para un aparatito de consumo “corriente” que puede utilizar un usuario que no teníamos contemplado. Ello significa que gracias al azar, podemos haber encontrado otro consumidor (aunque sea a través de sus padres o familia). Y otro consumidor más, significa, dinero. Y otra utilidad que descubrimos en el aparatito de esa marca, puede significar más negocio y más ventas. Y no pongamos el grito en el cielo por vincular bienestar, derechos y rentabilidad económica para la industria; nada hay más justo ni más rentable socialmente, que todos los actores presentes y partícipes en una sociedad obtengan beneficio, unos de una clase, otros de otra. Si nos quitamos la venda de los ojos, veremos claramente que las leyes y las normas regulan derechos, y generan servicios; pero cuando hablamos de productos, del tipo que sean, estos los diseñan y los fabrica la industria, y por supuesto es quien los pone en el mercado. Sólo reflexionando con racionalidad, observaremos que aquí nos necesitamos todos, no sobra nadie, y únicamente contemplando el proyecto social de una sociedad como un proyecto económico rentable y saneado podremos empezar a ver realidades accesibles y utilizables por todos, en cada vez más lugares, y en nuestra vida cotidiana.

Vivimos en una era donde no sólo se necesita dominar todos los conceptos y teorías de la educación y la inclusión social, sino también conocer la tecnología emergentes y sus posibilidades. Y tan importante como lo anterior, lo es el estar completamente al día, porque cada avance puede significar un nuevo mundo de infinitas posibilidades para miles de personas. Además, siendo conscientes como ya citamos anteriormente, que nuestra legislación obliga cuando existen medios, y ello lleva implícito claramente el deber de proporcionar a los ciudadanos los recursos, en este caso tecnológícos, que les permitan llevar una vida lo más autónoma y digna posible. En otro artículo anterior ya comenté que cada vez se hace más difícil a los responsables públicos utilizar las excusas, “es que eso no existe” o “eso no es posible”.

La formación de nuestros responsables públicos en el campo de las tecnologías es esencial para moverse en esta nueva sociedad TIC.  No me refiero a ser expertos en TIC’s, ni es necesario, cada profesional es experto en su campo; pero sí estar en constante formación que podríamos llamar tecnología social, es decir, simplemente saber qué existe, para qué se puede usar, y como puede ayudar a los ciudadanos en su campo de gestión (educativo, laboral, industrial…). Porque estamos hablando de recursos públicos, dinero, y derechos. Y los responsables públicos, y políticos, saben mucho de lo público, y de lo político, seguro que son los mejores; pero en la mayoría de los casos, y sin ánimo alguno de faltar, suelen estar a años luz del conocimiento de “los tecnólogos”, verdaderos expertos es exprimir el potencial de las nuevas tecnologías. Igual que la mayoría de los padres suelen estar a años luz del saber tecnológico de sus hijos. Quizás, como ambos son y deben ser los garantes del bienestar de sus protegidos (los responsables públicos de sus ciudadanos y votantes, los padres de sus hijos), no está de más un poco de humildad y escuchar a quienes saben bastante más que ellos en todo lo relacionado con las nuevas tecnologías. Ya no existen los dioses. Hace más o menos un año, un responsable político de un ministerio, me sorprendió (por ser político, que no siempre es sinónimo de racional) manifestándome una reflexión que coincide plenamente con mi forma de pensar: “No nos engañemos, tenemos más leyes de las que necesitamos para generar bienestar. Hoy día y en el futuro, quién más puede crear este bienestar real y de calidad, son los productos, bienes y servicios relacionados con las nuevas tecnologías. En esa línea debemos trabajar”. Fue una larga conversación, donde hablamos de derechos y TIC’s, incluyendo en ella la domótica.

Nuestra sociedad no puede seguir viviendo en base a informes de necesidades. Las necesidades sabemos que existen, y sabemos cuáles son, de cada discapacidad, en todos los ámbitos. Más bien hay “investigar” las propias realidades tecnológicas que ya tenemos, averiguar qué y cómo nos pueden ayudar, y estar avizor cada día, porque este sector es vertiginoso. Si las empresas, y la industria de las nuevas tecnologías, supieran el enorme beneficio que podrían obtener incorporando dentro de su estructura a expertos tecnólogos sociales (conoceros en profundidad de la discapacidad, personas mayores y poblaciones en riesgo), le resultaría difícil dar crédito, Y por supuesto, siempre vigilantes de que las tecnologías sean accesibles y usables. Ahí radica parte del éxito del negocio (social y económico) para todos.