Suelo decir que tan indefenso está el ciudadano que no tiene derechos, como aquél que desconoce los derechos que tiene. Pues con la tecnología ocurre, salvando las distancias, algo similar. Nos movemos en una sociedad de la información y del conocimiento tan densa y oceánica que nos hace ver la inmensidad de la masa de agua, pero no todas las partes que la componen. Sin duda, al mundo de las tecnologías le falta mucho por andar para conseguir productos normalizados, accesibles y usables, tanto en su diseño como en los contenidos que ofrecen. Pero, ¿sabemos lo que tenemos, para después reclamar lo que no tenemos? ¿sabemos lo que hay, para pedir lo que no hay? ¿hay que inventarlo todo de nuevo, o podemos aprovechar lo que ya está inventado o se está desarrollando?.
Creo que vivimos en una sociedad global de la información y la comunicación de la que no nos enteramos. Y desde luego, donde aunque se llame de “la información y la comunicación”, poca comunicación existe entre los actores que se mueven en ella, y escasa difusión de la información se hace, especialmente entre la empresa y/o industria y los ciudadanos y asociaciones de personas con discapacidad, u otros colectivos sociales, póngase el caso de las personas mayores. Quizás porque se desconocen unos a otros, o porque en ambas partes se carece de profesionales expertos es búsqueda de necesidades y nuevos clientes, en un caso, en el de la industria y/ empresa; y en el otro, por carecer también de profesionales expertos en el rastreo de nuevos hallazgos o avances tecnológicos, lo que conlleva a una descorazonadora nula práctica de establecimiento de acuerdos, contactos o “negocios sociales” con aquéllos. En definitiva, algunos (muchos) colectivos demandantes de determinadas tecnologías y la industria no se comunican entre ellas, y no se enteran de lo que existe unos ni para qué puede servir ni rentabilizar sus desarrollos los otros.
Hay dos formas de hacer las cosas cuando se trabaja con criterios empresariales. Puedes enfocar tus objetivos a determinadas minorías, y esto sólo es rentable cuando manejar productos exclusivos, caros o de alta gama, y dirigidos a población con alto nivel adquisitivo o foros muy concretos. O puedes trabajar pensando en todos, en toda la población como destinaria de tu producto, incluyendo también a las minorías. Este es el camino que persigue el diseño para todos, y al que se está acercando como ejemplo más emblemático (aún le queda recorrido) el diseño de terminales móviles. Y está trabajando, en la mayoría de las ocasiones, sin enfocar sus diseños y desarrollos a estos criterios, pero cuya utilidad sobre la marcha van sirviendo a casi todos. Las pantallas táctiles las manejan mucho mejor las personas con dificultades de movilidad, al igual que la activación y marcado por voz. Los lectores de correo y altavoces aumentativos del sonido no se han empezado a desarrollar para los sordos, pero les sirve a la mayoría de las personas con discapacidad auditiva (no sordos totales). En cambio, desarrollos de conversión de voz a texto, que sí sirven para sordos totales, servirían y serían utilísimos pata todos (en la educación, reuniones de trabajo, espacios silenciosos o de emergencia…) y sin embargo, se han desarrollado y publicitado para un mercado tremendamente minoritario, personas sordas y con discapacidad auditiva.
El desconocimiento y la ignorancia son muy malos aliados para encontrar soluciones, y la falta de diálogo y comunicación se suelen añadir a los otros. La industria está trabajando, muchas veces sin saberlo, acercándose a diseños enfocados a múltiples utilidades que benefician a capas cada vez más amplias de población. Creo que es urgente que exista un banco de conocimiento común, global, no sectorizado en aplicaciones enfocadas a las limitaciones o discapacidad, donde puedan encontrarse y se encuentren “los quienes, dónde, cómo y en qué” trabajan en desarrollos tecnológicos, de forma que hallen, compartan y diseñen políticas de sinergias más rentables y efectivas. Ello no significa en absoluto renunciar a secretos profesionales, ni a revelar políticas de empresa. Pero reconozcamos que no tiene demasiado sentido que mientras aquí una empresa lleva desarrollando un sistema de manejo del ordenador por el iris (desarrollado pensando sólo, para personas con escasa movilidad, gran error), la empresa Lenovo presente en el CeBIT de Hannover de este año, un portátil que permite ejecutar diferentes acciones sólo con posar la mirada en la pantalla, con vistas a comercializarlo; y mientras tanto, una estudiante polaca de doctorado en informática de 29 años, Alexandra Krolak, ha inventado un sistema que permite a las personas con parálisis controlar un ordenador mediante parpadeos. Probablemente, Lenovo le saque un partido enorme en el campo de la publicidad y análisis de preferencias de usuarios, por ejemplo, y como ha dejado “intuir”, pero además, seguramente será muy útil para minorías con problemas severos de movilidad. Incongruencias.
Algo no funciona cuando se gastan recursos personales y económicos en la búsqueda de un decodificador accesible para la TDT por entidades como INTECO, y empresas como IrisMedia o un ingeniero de la Universidad Politécnica de Madrid tienen prácticamente solucionado el recurso desde hace más de dos años. Algo falla, desde luego, cuando ni el colectivo de personas ciegas, ni otras entidades no conocen este aspecto. Y mientras, decenas de miles de personas ciegas siguen sin tener la solución en el mercado, y el mercado, recíprocamente, siguen sin tener clientes por no tener el producto. Algo no cuadra cuando algunas empresas constructoras como ACR Grupo trabajan y tienen desarrollos efectivos en sistemas de telepresencia, y se siguen invirtiendo recursos en nuevas investigaciones enfocadas exclusivamente a personas con discapacidad sensorial. ¿No se beneficiaría más la industria conociendo los múltiples usos de sus desarrollos y tecnología si alguien se lo explicara? ¿no sería más rentable para la sociedad con limitaciones o necesidades especiales, conocer lo que existe y cómo lo puede utilizar, tal cual o modificado sobre la base que funciona? ¿no sería mejor para todos hablar y conocer, y explicarse mutuamente cómo pueden beneficiarse todos?
Algo no encaja cuando la empresa Emporia Telecom recibe, por su teléfono móvil Emporia Elegance, el galardón del "premio de oro iF de 2011" en el antes mencionado CeBit de Hannover, con un diseño exquisito que responde a las necesidades de las personas que demandan y requieren un teléfono fácil de utilizar y adecuado a sus capacidades visuales, auditivas y táctiles; y que se venda, entre otros sitios, en El Corte Inglés, y que desconozca casi todo el mundo. Si la mayoría de los operadores de servicio en Reino Unido, salvo excepciones, llegan a a exceder sus obligaciones respecto a la las cuotas de subtitulado, audiodescripción y signado de programas; y los diferentes canales de la televisión pública BBC alcanzan en la práctica el 100 por ciento en cuanto al subtitulado, superan el 10% legal de audiodescripción, ¿no parece raro que no puede implementarse en nuestro, o en otros países de nivel similar, este servicio? ¿por qué no se usa la imaginación, y no se utiliza el subtitulado también para anuncios publicitarios, y se incorporan de esta forma nuevos potenciales usuarios o clientes, e ingresos para el proveedor, ganando todos?
¿Por qué el Rochester Institute of Technology (RIT), una universidad privada de Henrietta (Nueva York), está desarrollando un nuevo sistema de comunicación por videoconferencia específico para personas sordas.¿Por qué los colectivos de personas sordas diseñan o trabajan en tecnologías de videoconferia específicos, cuando la videoconferencia es un recurso ampliamente trabajado, con multitud de plataformas ya desarrolladas, y beneficiosa y rentable para todos, incluso económicamente para la industria que trabaja en ello, y nos perdemos en microproyectos excasamente comercializables globalmente? ¿Por qué no echamos imaginación al desarrollo que ha realizado el área de Tecnología Electrónica de la Escuela Politécnica de la UBU, que ha creado una herramienta que transcribe la voz en texto en tiempo real y permite almacenarlo. Su nombre, HADA, proyecto de fin de carrera de Carlos Tejedor, estudiante de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión, ¿no serviría para los ejecutivos, para las conferencias e incluso para espacios sociosanitarios? ¿Por qué no investigamos y rentabilizamos tecnología ya presente, como la utilizada por la Kinect, y se le saca verdadero rendimiento económico y social? ¿Por qué…?
Creo que es muy importante que la sociedad hable, que hablen entre sí todos los que participan en nuestro fascinante mundo de las tecnologías, de la sociedad de la información y la comunicación. Se hace necesario, imprescindible, como mencioné antes, un banco común del conocimiento tecnológico, una base de datos de recursos tecnológicos, donde podamos ver, analizar, reflexionar y planificar sobre lo que tenemos, sobre lo que falta, sobre lo que se puede hacer con lo que tenemos, aprovechándolo o modificándolo, y sobre lo que no podemos hacer con lo que tenemos. Y se puede hacer, trabajando colaborativamente y con profesionalidad, sin falsos egoísmos ni yoísmos, si de verdad queremos hacer una sociedad mejor para todos. Sin duda, algo falla cuando la sociedad de la información y la comunicación no consigue que los dos “mercados”, el empresarial y el social, se comuniquen y trabajen juntos.
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