Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles. (Bertolt Brecht)

Muchos me llamaran aventurero, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. (Ernesto "Che" Guevara)

Aquellos que ceden la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. (Benjamín Franklin)

viernes, 8 de febrero de 2019

La accesibilidad tecnológica, clave de una sociedad avanzada y de las nuevas economías

Efectivamente, la sociedad ha cambiado como nunca en los últimos veinte años. Del mismo modo que fue cambiando a lo largo de los siglos y de los diferentes períodos de la historia, principalmente según aparecían nuevos inventos o desarrollos tecnológicos: la rueda, la imprenta, máquina de vapor, la electricidad, y todos los avances derivados de ellos, cambiando asimismo formas de vida, hábitos y sistemas de organización y productivos. Pero es que la evolución tecnológica también ha producido nuevas herramientas para la sanidad, para la investigación, para el cuidado de las personas y para el avance científico; y todo ello, a su vez, ha generado una mayor longevidad en la ciudadanía, y un aumento enorme de la población de los países “avanzados”. Y junto a ello, de nuevo, ha aparecido una nueva sociedad con formas sociales y hábitos nuevos en función de la edad y el avance tecnológico de uso personal. Más importante aún, provocado por las nuevas circunstacias sociales: la aparición de las llamadas nuevas economías.
Una de ellas, la Economía Plateada, o Siver Economy. La Unión Europea (UE) ha definido la economía plateada como «el conjunto de oportunidades que comienzan a florecer a partir del gasto público y de las personas consumidoras, y que está relacionada con la transición demográfica que significa el envejecimiento poblacional y las necesidades específicas del mercado de las personas mayores a 50 años». El director de programas de la Comisión Europea, Peter Wintlev-Jensen, ha manifestado que tan sólo dentro de seis años, en 2025, el sector de la denominada economía plateada supondrá más de un tercio de los puestos de trabajo productivos. La economía plateada comienza a partir de personas mayores de 50 o 55 años, en toda su diversidad: desde personas totalmente activas e independientes hasta las más dependientes, con discapacidad o limitaciones propias del deterioro funcional. Con diferentes niveles de necesidad, de atención, y de formas de interrelacionarse con el entorno que generan los avances tecnológicos. En torno a todas estas circunstancias que definen las características de una población “envejecida” que compone la masa poblacional de la economía plateada, aparecen verdaderos nichos de oportunidad de negocio, en todos los ámbitos. Y el componente tecnológico se erige como el esencial nexo «transversal» en todos y cada uno de los servicios creados en torno a la economía plateada. Hoy en día no se entiende nada sin la tecnología, y nada funciona sin la tecnología. Mañana, mucho menos. Así pues, si desde la perspectiva de economía y negocio podríamos definir la economía plateada como las oportunidades económicas derivadas de los gastos públicos y de los consumidores en relación con el envejecimiento de la población y las necesidades específicas de los mayores de 50 años, ineludiblemente, y por pura lógica, la accesibilidad y usabilidad tecnológica van íntimamente unidas a las necesidades que presenta la población de esta “nueva economía”.
Este proceso está propiciando una reorientación de las actividades y de las formas de gestionarlas de múltiples empresas, no sólo del ámbito socio-sanitario. También del ecosistema más puro comercial, de ocio, en las finanzas y, por supuesto, en el turismo. Estamos generando una población más envejecida, sí, pero también más activa y con más capacidades. Y aquí, más que nunca, la accesibilidad y usabilidad tecnológica adquieren cada vez mayor importancia. Personalmente, ya lo advertí hace 12 años cuando participe en los grupos de trabajo donde se estaba trabajando en la Ley de Autonomía Personal y Dependencia, hoy llamada exclusivamente “Ley de dependencia”. Ya entonces manifestaba la necesidad de contemplar la necesidad de incorporar inversiones en tecnología que incrementara la autonomía personal, la individualidad, y al mismo tiempo hiciera más sostenible y menos costoso a largo plazo el servicio. Y aquí hablaba de domótica, servicios domésticos conectados, y comunicación accesible y usable con los servicios públicos a distancia. La falta de planificación a medio y largo plazo, la urgencia política y falta de visión de futuro, obviando la inversión en gasto personal tecnológico que lo garantice, y reduzca paralelamente gasto público en servicios, han dejado completamente difuminado el objetivo principal de la Ley, la autonomía personal. Con la “lógica política”, ni se tomó en cuenta.
Todos los años, por estas fechas, acaba de celebrarse la mayor feria tecnológica de consumo del mundo, el CES de Las Vegas. Y todos los años vuelvo a la misma reflexión, ¿por qué nuestra administración política (que no nuestros técnicos y funcionarios públicos, ampliamente formados y expertos en sus áreas) no planifica a medio y largo plazo, no diseña políticas con visión de futuro, no introduce “prácticas comerciales” en sus diseños de servicios públicos..?. La empresa y la industria TIC (y no TIC) ya está planificando lo que nos va a vender y vamos a usar dentro de 5, 10 y 15 años. “Practicas comerciales” no para ganar más dinero, evidentemente, sino para gestionar mejor, hacer más eficientes los servicios, reinvertir y agilizar procesos. Cuando nuestros servicios enfocados al ciudadano, donde hay personas mayores, con discapacidad o limitaciones van haciéndose útiles, accesibles y usables, “el mundo comercial” va al menos casi una década por delante. La legislación, mejor ni comentarla, cuando somo expertos en hacerla tan indefinida como ineficaz. Los medios judiciales y administrativos que deben garantizar los criterios de accesibilidad y usabilidad tecnológica de esas leyes, mejor ni mencionarla, por su lentitud. En el CES de Las Vegas, se presentan novedades, tecnologías emergentes, cientos de productos comerciales cada vez más avanzados, y tendencias, muchas tendencias para saber aprovecharlas. Pero cada vez más, desarrollos donde la accesibilidad y usabilidad se tiene presente, ¿por qué?. Porque la empresa privada busca ganar dinero, clientes y consumidores y presencia en el mercado. ¿Por qué nuestra administración política es tan ciega, y tan lenta en incorporar novedades y soluciones mejores que faciliten la vida de la gente, y la autonomía de personas mayores, con discapacidad o limitaciones?. ¿No están el el mundo, o están en su mundo paralelo?. ¿Por qué no invertir a largo, si de verdad se tiene conciencia de “servidor púbico”, con inversiones en tecnologías y tendencias que el sector privado ve claro, accesibles y usables, y que persigan la sostenibilidad y eficiencia de los Servicios Públicos, y no se piensa menos en el book de fotos para las siguientes elecciones?.
La planificación hacia un futuro eficaz y rentable económicamente en una empresa moderna, donde la tecnología ya es un elemento indispensable de cualquier sector, parte de una premisa esencial: elegir la tecnología adecuada define el éxito de una nueva empresa. Y en las nuevas economías, con un tercio de la población por encima de los 55 años, cada vez más activa, informada, y “preparada como usuario” tecnológico, la accesibilidad y usabilidad es fundamental. Porque ahora debemos hablar claramente de “clientes y consumidores maduros”, y no de “viejos asistidos”.
Para darnos cuenta de que el mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa, solo debemos fijarnos en que el sector financiero no es ajeno a estos cambios. Todas las organizaciones financieras, tanto banca como seguros y vinculados, se están viendo abocadas a realizar un profundo cambio en su cultura, sus organizaciones, su tecnología, e incluso en muchos casos, con la llegada del mundo FinTech, en su modelo de negocio tradicional, a contemplar las nuevas tecnologías emergentes. El uso de Blockchain, Big Data, la analítica avanzada y la inteligencia artificial son las tecnologías estrella que se están utilizando ya en este sector, paradigma puro del “capitalismo”. Por supuesto, también en todos los demás, en distintos estadíos de implantación. Buscando eliminar la complejidad (ganar usabilidad) para ganar más dinero, dicho en lenguaje llano del todo.
Actualmente, la tecnología juega un papel importante en el éxito o fracaso de cualquier proyecto, por lo que es crucial elegir las mejores soluciones tanto para el nacimiento de la empresa, de la industria, del emprededor, de la innovación o de la experimentación, de una startup, y también debiera serlo para el sector público. Para ello, especialmente en este último caso, hace falta visión de futuro, y que “dejen hacer y den medios” a quienes saben. Siendo cada vez más necesario contar con expertos que se den cuenta de la importancia de identificar los obstáculos tecnológicos con los que se puede encontrar una nueva empresa (y los Servicios Públicos son la “mayor empresa social”), y las soluciones que pueden utilizar para derribar estar barreras funcionales que presenta la población de la economía plateada. Condición especialmente relevante en el ecosistema de la nueva economía plateada, que debe abarcar sin duda la accesibilidad y usabilidad tecnológica.
Optar por un software e interfaces que sean intuitivas y fáciles de usar y que tenga un alto nivel de soporte disponible, puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso para esta nueva economía. En definitiva, se trata de convertir la tecnología en una aliada de la empresa y de las Administraciones y adaptarla a las necesidades de cada una de sus etapas de desarrollo, desde su creación hasta su madurez. Solo de esta manera podrá ser una organización competitiva en la nueva era digital. La tecnología tiene que convertirse en una herramienta clave a la hora de mejorar la vida de las personas, construyendo al mismo tiempo una sociedad mejor y más justa. En definitiva, convertirla en un mecanismo de integración social. Un proceso en el que la educación (y la formación e información accesible) es clave.
Hay algo imprescindible que la empresa debe asegurar para una experiencia que fidelice al cliente (usuario) y se coloque en las primeras líneas de éxito: tener una aplicación y/o un producto de calidad, sin fallos y fácil de usar. No puedes errar en ello, porque la competencia es muy rápida. Y para ello hay que analizar el desarrollo que asegure el validar todos los datos y escenarios, incluidas las leyes y normativa técnica de accesibilidad y usabilidad, para anticiparse. La reciente aprobación del RD 1112/2008 sobre accesibilidad de los sitios web y aplicaciones para dispositivos móviles del sector público, abre, además, un panorama de oportunidades y un escenario completamente nuevo. Al igual que la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, por la que se transponen al ordenamiento jurídico español las Directivas del Parlamento Europeo y del Consejo 2014/23/UE y 2014/24/UE, o los Reales Decretos de condiciones básicas de accesibilidad en todos los entornos, productos, espacios públicos o edificaciones.
Es inaceptable, de este modo, que la propia “Administración política” haga leyes para facilitar la vida y el acceso a los los servicios a los ciudadanos, y que en la práctica se olvida de garantizar el uso de sus propias leyes. Medidas que debieran servir de manera eficaz a la nueva “economía plateada”, sin ir más lejos. No tiene sentido que once años después de aprobarse la Ley 11/2007 de de acceso electrónico de los ciudadanos a los Servicios Públicos, que permite al ciudadano no presentar aquellos documentos que ya tiene la propia Administración, (lo que en esencia es simplicidad y usabilidad), se sigan pidiendo al realizar la mayoría de los trámites. Prácticas antagónicas a las que rigen la forma de operar del sector privado, que trata de aplicar técnicas eficaces al consumidor para fidelizar clientes; el último, el pago por móvil, las tarjetas de contac-less o la venta online bien hecha, con eficiencia en entregas y devoluciones. Para ganar dinero, está claro; pero es que la Administración también debe “ganar” dinero ahorrando y siendo eficaz, para reinvertir en más y mejores servicios. ¿Cuántos ciudadanos usan la compra online y cuántos la Administración electrónica?. ¿Cuánto gasta el sector privado en publicitar sus servicios, que recupera con ingresos, y cuánto la Administración en publicitar sus servicios electrónicos, con el ahorro que supondría que el ciudadano los conociera?. ¿Cuánto gasta en publicitar “logros ideológicos del gobierno de turno” y no servicios reales?.
Evidentemente, las nuevas economías, la nueva economía plateada, también necesita de un cambio profundo de nuestro sistema de gestión “política” público. O las nuevas necesidades de la población de la economía plateada crearán unos Estados económicamente insostenibles y tremendamente ineficientes.