“…y
seguimos haciendo exámenes.”
Esta
frase, repetida varias veces por Marlon Molina durante su excelente
intervención en el Congreso del CENTAC en Zaragoza el pasado
noviembre de 2016, refleja claramente la falta de adaptación de
nuestro sistema educativo, al terremoto tecnológico que ha
convulsionado nuestra sociedad en los últimos quince años.
La
sociedad ha cambiado radicalmente en pocos años, con la nueva era
tecnológica. Hábitos, sistemas de comunicación, procesos
productivos y formas de ocio han cambiado. Y ha cambiado (o debería
haber cambiado) el sistema educativo. ¿Estamos ante el dilema que
plantea Silvia Leal, “E-renovarse o morir”?.
Los
docentes suelen tener bastantes más conocimientos que los alumnos;
pero no resulta extraño que gran parte de los alumnos tengan más
capacidades (de uso y destreza, no de conocimientos ni de
informática) tecnológicas que los docentes, y ello les hace
pertenecer a mundos distintos que generan incomunicación, e incluso
insatisfacción. La forma de transmisión del conocimiento es
distinta para unos y para otros.
La
brecha social está empezando a nacer desde el propio sistema
educativo, tanto el obligatorio como universitario y profesional. Ya
no es que afecte sólo a determinada población, como el de personas
con discapacidad, por su dificultad en el acceso a la información
(en el caso de personas ciegas o con discapacidad auditiva) o falta
de adaptación de los materiales (discapacidad intelectual y
sensorial). No, empieza a afectar al conjunto de la comunidad
educativa, formadores y formados. La diferencia de medios
tecnológicos entre centros, la diferencia de formación tecnológica
entre los profesionales de la educación de unos centros a otros y de
unas zonas a otras, y la incapacidad de adaptación a los cambios que
genera y ha generado la Sociedad de la Información y la
Comunicación, está haciendo que la brecha social que antes afectaba
a una pequeña parte de la población con limitaciones funcionales,
se traslade de un modo alarmantemente general a gran parte de la
población educativa.
El
circuito formativo, desde los primeros ciclos de enseñanza
obligatoria hasta la universitaria o formación profesional, sigue
anclada en gran parte de su gestión, ahora ya bien entrado el s.
XXI, a los mismos ritos de hace uno o dos siglos. Y el resultado,
como dice Marlon Molina, es que seguimos haciendo exámenes
tradicionales (y obsoletos) para evaluar la capacidad de las nuevas
generaciones de alumnos. ¿Dónde queda la transformación digital en
la educación, donde queda la introducción de las tecnologías y sus
recursos en la evaluación de capacidades personales del nuevo alumno
digital?.
Grandes
personajes de la historia fracasaron en sus evaluaciones de
capacidades para seguir su formación. Giuseppe Verdi no pudo
estudiar en el Conservatorio de Milán, pero consiguió crear algunas
de las mejores óperas mundialmente reconocidas; Einstein, como
Churchill, fracasaron repetidamente ante los sistemas tradicionales
de evaluación, los exámenes. Y hoy nos empeñamos en mantener estos
criterios rígidos, cuando lo escrito ha pasado a lo digital, la
manual a lo audiovisual, la tutorización personal a la virtual, la
comunicación directa a la comunicación a través de medios móviles
interactivos, y la búsqueda de información de las librerías a los
bancos de datos digitales en la nube. Y mientras las tecnologías han
cambiado nuestras vidas, hábitos, formas de consumir y
relacionarnos, ¿ha llegado la transformación digital a nuestro
sistema educativo? ¿En dotación de medios y en capacitación de los
profesionales de la educación, para aprovechar todo este avance
tecnológico? Y si antes la accesibilidad física a los centros era
imprescindible para alumnos con discapacidad física, sensorial o
intelectual, ahora la accesibilidad y usabilidad digital es
totalmente imprescindible para acceder a la formación online, en sus
medios, sus plataformas, sus recursos y, por supuesto, en sus
documentos de estudio. Sin la accesibilidad de estos, nada de lo
demás tiene sentido. Y esto es, ni más ni menos, que transformación
digital en la educación, ¿ha llegado? ¿ha llegado a todos?, ¿o
estamos convirtiendo un sistema educativo universal en elitista,
según los medios que tengan los Centros, los formadores y los
alumnos?.
La
transformación digital en la educación debe parar, necesariamente,
y sí o sí, en generar una capacitación continua de nuestros
profesionales de la educación mediante su propia investigación
personal y preocupación por estar al día de los avances
tecnológicos, de los nuevos recursos tecnológicos que aparecen, y
de cómo adaptarlos y utilizarlos enfocados a la diversidad de
capacidades de sus alumnos; entre otras cosas, para tener claro que
todo debe ser accesible y usable, si queremos una verdadera igualdad
de oportunidades para todos.. De nada sirve inundar de tabletas
nuestros centros, de dotarlos de banda ancha o de comprar plataformas
y nuevo software. La transformación digital va mucho más allá, y
no podemos invertir la estructura educacional: el profesional de la
educación puede estar, y de hecho está, más preparado en cuanto a
conocimientos teóricos y experiencia; pero el alumnado está
sobrepasando al profesorado en hábitos y formas de uso tecnológicos,
y esto puede producir verdadera sensación de insatisfacción y
obsolescencia del sistema.
Hablemos
de la formación online, y citemos algunas reflexiones de destacados
profesionales:
"La
enseñanza online y abierta está haciendo evolucionar el paradigma
educativo hacia entornos más masivos, internacionales, y de más
calidad"
(Sergio Martín, profesor de la UNED Departamento de Ingeniería
Eléctrica, electrónica y de control). ¿Pero
para todos, me pregunto?.
"Gracias
a los cursos en abierto y a distancia la educación está al alcance
de todos. Estudiar en comunidad es muy enriquecedor".
(Nuria Cervantes Bañon, alumna de la UNED). ¿Pero
para todos, me pregunto?.
"La
idea es simple, publicar nuestro material de enseñanza, nuestro
contenido del curso, en Internet, y hacer que esté disponible para
todo el mundo… gratis".
(Dick Yue, Profesor del MIT. Presidente del 'MIT Lifelong Learning
Committee 2000"). ¿Pero
para todos, me pregunto?.
"Los
OER aumentan la adquisición de conocimientos mediante una educación
personalizada y con costes reducidos".
(Kathy Nicholson. Associate
Programme Officer, Education Programme. The William and Flora Hewlett
Foundatio). ¿Pero
para todos, me pregunto?.
La
pregunta es oportuna porque conviene saber, si cuando se habla de
"todos", se contempla la accesibilidad en plataformas,
documentos y procesos.
La
accesibilidad a la educación, tanto en sus plataformas online como
en el formato de sus documentos y aplicaciones, cada vez es más
importante debido al incremento de la formación universitaria
especializada en modo online. Mejor, no más importante, es esencial.
“Internet está llegando donde no está la Universidad”,
sostiene Andrés Pedreño, director del proyecto UniMOOC del Banco de
Santander. “Podríamos grabar las clases de una hora y colgar los
vídeos. ¿Pero de qué sirve eso?”, se pregunta Pedreño, de
UniMOOC. “Hay que tener en cuenta que el estudiante se va a
conectar con su teléfono en la parada del autobús o en el metro.
Hay que dar respuesta a sus necesidades. Por eso hay que condensar
conceptos en vídeos de dos minutos. Que el conocimiento se vaya
acumulando y se valore con test rápidos”. Pero todo esto
implica necesidad de adaptar este material a las diversas capacidades
del alumnado, si no queremos dejar fuera a nadie, máxime cuando hoy
se puede hacer; y paradójicamente, ahí también está su potencial,
en la posibilidad de adaptación por parte del alumnado al acceso a
esos conocimientos, utilizando sus propias herramientas tecnológicas
de estudio que mejor le sirvan.
El
paradigma educativo se está transformando a pasos de gigante. En los
colegios con técnicas y sistemas innovadores, con
los mismos recursos
que tienen las escuelas que les rodean, han llegado a eliminar el
fracaso escolar y logran
el éxito de todos sus alumnos sin importar su procedencia. Y en los
sistemas innovadores, las Tecnologías accesibles y materiales
digitales, en mayúsculas, deben ser una herramienta esencial.
Y
la evaluación, ¿cómo queda?. ¿Seguiremos haciendo exámenes
tradicionales, como dice Marlon Molina, o utilizaremos el nuevo mundo
digital y su nuevo ecosistema conceptual para adaptar la evaluación
para valorar los conocimientos en función de las distintas
capacidades funcionales y circunstancias del alumno?.
La
solución, sin duda, es la que propone Silvia Leal: "e-renovarse
o morir". Es lo que ocurre a las sociedades que se adaptan a los
cambios.
Hola Juan Carlos,
ResponderEliminarMucha razón tienes. Los MOOCs, y la enseñanza abierta en general no están atendiendo a algunos de los elementos que los motivan. Aprendizaje para todos, en cualquier momento, en cualquier contexto. Por desgracia la accesibilidad del aprendizaje abierto es un asunto complejo.
Hay algunos trabajos que analizan los problemas actualmente existentes y esbozan algunas soluciones:
http://revistas.uned.es/index.php/ried/article/view/13670
http://oro.open.ac.uk/46036/1/OLA%20ICCHP%2016.pdf
http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/61628
Algunas universidades están trabajando para que esto cambie. Por ejemplo en UNED Abierta, el proveedor de MOOC de la UNED, se ha adoptado la plataforma MOOC open source más accesible que hay en la actualidad (OpenedX):
https://open.edx.org/features-roadmap/accessibility/all
y con la ayuda del Canal Fundación ONCE en UNED se están abordando problemas de accesibilidad pendientes y contribuyendo las soluciones desarrolladas a dicha comunidad, para que estén disponibles globalmente, para quien quiera que utilice esta plataforma.
Por cierto, hay MOOCs que forman en aprendizaje inclusivo, y además son accesibles! Te dejo un par de ejemplos:
https://www.futurelearn.com/courses/inclusive-learning-teaching
https://iedra.uned.es/courses/UNED-ONCE/MatDigAcc/2017/about
Un abrazo,
Alejandro Rodríguez Ascaso (UNED)
@AleAscaso