La población con discapacidad
siempre ha defendido que es el entorno quién debe adaptarse a la discapacidad,
para convertirse en accesible y usable. Las NT están siguiendo, en gran forma,
ese camino.
El éxito de las NT se ha producido
por motivos muy diversos, y distintos para cada elemento y momento. Sin duda,
por incrementar la productividad en el trabajo y los negocios, por ser eficaces
para la investigación o facilitar la comunicación y gestión del tiempo. Pero
también por introducirse en el entorno doméstico, y convertirse en elemento
indispensable para el bienestar. La lavadora, el lavavajillas, el microondas,
la olla eléctrica, … no dejan de ser tecnología, y en algún momento fueron NT.
Hoy su uso es masivo, y nadie concibe la vida sin ellas. Sin embargo, cuando
esos aparatos fueron NT, su puesta en marcha era relativamente sencilla: pocos
mandos, pocas opciones, bastante intuitivas. El manejo a través de sus controles
de ruedecillas o giratorios, hasta llegar a los actuales digitales, y las
limitaciones de programación lo facilitaban. Su funcionamiento y opciones se
han ido complicando, pero antes, progresivamente, han ido pasando años de, en
cierta forma, aprendizaje constante y relativa suficiente lentitud en su
evolución para permitir al usuario adaptarse.
Sin embargo, con las llamadas NT de
ahora, de los últimos diez años, este proceso de lenta evolución no ha sido
tal, muy al contrario; su evolución se ha disparado: en 10 años han aparecido
los móviles (hasta llegar a los actuales smartphones), los portátiles, las
tabletas, lo eReaders y libros electrónicos, internet y comunicación en
movilidad, paso de la TV
analógica a la digital y ahora a la interactiva y la 3D… un ritmo vertiginoso
que provoca en demasiada población una incapacidad para asimilar, aprender y
aprovechar las NT actuales, muy al contrario de las emergentes NT de hace 50,
40 o 30 años.
Es totalmente cierto que esta
velocidad de crucero que han cogido las NT y sus desarrollos y aplicaciones han
producido una brecha digital en gran parte de la población, especialmente
mayores, con discapacidad o limitaciones, y personas con “discapacidad” formativa (población rural, profesionales no
cualificados, amas de casa…), y por supuesto, con menores recursos económicos
para acceder a ellas. Y esta velocidad de crucero ha impedido que las NT
actuales incorporen en gran medida los tan aludidos criterios de accesibilidad
tradicionales para personas mayores, con discapacidad o limitaciones, y cuyos
exponentes máximos quizás sean internet y los contenidos audiovisuales, una vez
que han empezado a introducirse en dichos medios cada vez más servicios
impensables hace años, como la administración electrónica, el comercio
electrónico o la formación escolar y universitaria. Nunca ha llegado a triunfar
la premisa básica del concepto tradicional de accesibilidad, es decir, el
diseño centrado en el usuario. Y, lamentablemente, no creo que llegue nunca a contemplarse
de manera fehaciente, especialmente para aquellas personas que más lo
necesitan, mayores, con discapacidad o limitaciones.
La heterogeneidad de la población
con discapacidad o limitaciones y consecuentemente sus necesidades para el
acceso, uso y comprensión de las NT actuales es demasiado grande como para
pensar que los fabricantes y diseñadores van a
tener el tiempo suficiente para trabajar con criterios centrados en el
usuario y para cada usuario (necesidad). Quizás por este motivo empieza a ser
conveniente tratar de superar el tradicional concepto de accesibilidad y guerra
sin cuartel buscando conseguir diseños centrados en el usuario, para
evolucionar hacia otros centrados en el acceso y uso mediante la adaptabilidad
de las continuas NT a la persona, y a sus necesidades. Es decir, quizás
tengamos que empezar a caminar por otras nuevas estrategias que permitan a los
cada vez más numerosos cacharros denominados NT, y puesto que los estamos
dotando de inteligencia inconsciente,
de conocer y adaptarse a las necesidades del inteligente consciente que la usa. Esta nueva estrategia es posible
que sí pudiera conducir a lo que hoy, aún cuando algunos entendamos como
obsoleto su concepto, conocemos como accesibilidad.
Sin embargo, silenciosamente, y
apenas sin querer, porque ciertamente se está produciendo sin querer pensar en
el usuario con discapacidad, limitaciones o mayores de manera consciente, se
está produciendo este fenómeno. Paradójicamente, porque la industria y las
áreas de I+D+I de las grandes empresas, buscando ampliar el negocio y la
población objetivo como compradores y usuarios, también está beneficiando
indirectamente a personas con determinadas necesidades. Se está produciendo hoy
en día, aún con todas las imperfecciones del mundo, como todo lo que empieza,
tal como decía Serrat en su preciosa canción Fue caprichoso el azar:
“…fue sin querer
Es caprichoso el azar,
No te busqué
Ni me viniste a buscar
Yo estaba donde
No tenía que estar
Y pasaste tu…”
Está pasando, aunque sea tan
imperceptible que apenas nos damos cuenta, la adaptabilidad de las actuales NT
al usuario, a sus preferencias, aspecto éste que no está tan alejado como
pudiera parecer del concepto de necesidades. El mando a distancia con el que
encendemos nuestro amigo el televisor, nuestro DVD o equipo de música apenas ha
cambiado desde su aparición, salvando los múltiples diseños. Sin embargo, desde
el momento de que los actuales teléfonos inteligentes, nuestros smartphones nos
empiezan a ofrecer la posibilidad de poder reconvertirlos en esos mandos,
también vamos a poder configurarlos con múltiples colores, personalizar los
tamaños de letras, iconos y símbolos, e incluso manejarlos mediante comandos de
voz al tiempo que recibimos su feedback de manera audible también. Esto se está
produciendo, y soy de los que piensa que, recalcando de nuevo sus
imperfecciones de hoy, más que crear nuevas barreras, la adaptabilidad de las NT sin
querer el consejero delegado de la industria X al usuario y su necesidad,
va a producir también sin querer eliminación de barreras.
El fenómeno que se está produciendo
con las nuevas tecnologías interactivas está siendo demoledor, y sin duda
sorprendente. Hace poco más de diez años conocí una iniciativa obviamente
pionera y revolucionaria entonces, enfocada al manejo del ordenador a través
del movimiento del iris en el ojo, para personas con graves problemas de
movilidad. Su propulsor, José María Arrazola, su proyecto, Iriscom. Algo
parecido, pero mucho más evolucionado, es lo que ha introducido Samsung en su
nuevo modelo de Smartphone SIII, al incorporar la funcionalidad de seguimiento
de textos con la mirada, a la que llama SmartStay, de forma que permite
automatizar el movimiento de páginas en libros electrónicos. Evidentemente, no
fue ideado para personas con pérdida de movilidad, pero bien puede decirse que
esta funcionalidad se adapta a esa pérdida de movilidad.
Hoy día, tecnologías interactivas
como la propuesta por Microsoft con su Kinect empiezan a ir mucho más allá, y
afortunadamente dejar anticuadas aquellas técnicas, al tiempo que sobrepasan
con creces las posibilidades inicialmente previstas por sus desarrolladores al
ampliarse su uso fuera de los entornos domésticos, a la educación, sanidad,
investigación o rehabilitación. Uno de los motivos de su éxito es la capacidad
de adaptabilidad que permite al usuario para interactuar con ella y sus
aplicaciones. Superando y evolucionando el producto de Microsoft, y detectando
las posibilidades de este futuro inmediato de oportunidades para la industria y
el negocio, hace escasos días la compañía Leap Motion presentó su dispositivo
denominado Leap, anunciando una precisión 200 veces mayor que la mejor tecnología de detección de movimiento actual en el mercado, y
además a precio de lanzamiento muy competitivo, 69 dólares, 55 euros. Tiene el
tamaño de un pendrive y una precisión de una centésima de milímetro. Conectado
al puerto USB del ordenador o consola, registra, personaliza, y se adapta a las
características del usuario. Un paso más, sin duda, en el camino de la
adaptabilidad de la NT
y superando el rígido concepto tradicional de accesibilidad, vinculado al
diseño centrado en el usuario.
Tecnología de consumo adaptable al usuario.
Adaptabilidad que supone, sin duda, avanzar más allá del criterio tradicional
de accesibilidad. Los desarrollos en IA, entornos de Inteligencia Ambiental, en
entornos domésticos y públicos especialmente, siguen igualmente esta premisa de
adaptabilidad al usuario. Y esta misma filosofía es la que impera los
desarrollos, también y por citar otro ejemplo, que hace tiempo impulsa el
Centro Tecnológico
Vicomtech-IK4 cuando empezó a desarrollar el sistema interconectado I2Home, que
permite el acceso de las personas con discapacidad o limitaciones y de las
personas mayores a todas las tecnologías del hogar, convencidos, y nos les
falta razón, de que la industria está sometida a tales niveles de presión del
mercado que es y será reacia a normalizar el acceso a sus tecnologías y
productos y a implementarlas siguiendo el principio de 'Diseño para Todos'; o
aún existiendo determinada normalización técnica, ser capaces de incorporarla y
adaptarla a los continuos y novedosos lanzamientos. Del mismo modo y en otro
campo, la adaptabilidad a las distintas modalidades de voz y dicción del
locutor, sus diferentes modulaciones y la improvisación en la comunicación es
lo que persiguen los intentos de subtitulación automática, que sin dudarlo
llegarán a buen puerto, y como consecuencia conseguirán una mayor facilidad
para la comunicación a las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas.
Nos estamos saltando, o al menos estamos
evolucionando, desde el concepto de diseño centrado en el usuario, al de
adaptabilidad del diseño y funcionamiento de cada NT a las preferencias y
necesidades del usuario dotándolas de conocimiento
e inteligencia inconsciente en aras del negocio (que, por cierto,
bienvenido sea si mejora la vida de muchas personas). Esto es lo que propugnan
nuevas iniciativas como la web semántica apoyada por Tim Bernard Lee, o como la
emprendida por la empresa CSD con su producto Inclusite, a las que todavía y
por supuesto sin desconocer que les quedan bastante recorrido de trabajo y
mejora, para el acceso a la información y servicios de la web tradicional y en
constante evolución. Conscientes que nunca se llegará a una accesibilidad web
completa en los millones de páginas y servicios que aparecen y se modifican
cada día a través de las reglas teóricamente establecidas por el W3C (y ello
suponiendo, que es mucho suponer, que al menos las obligadas legalmente lo
cumplan), quedarían fuera de servicio
para cientos de miles de personas con necesidades o requerimientos especiales
la inmensa mayoría de la información y servicios presentes en el ciberespacio.
La estrategia seguida por la empresa CSD, a la que sin duda seguirán otras y se
avecina como el futuro, es saltarse la estructura, rodeándola, y aplicar
opciones de manejo de la misma y de su contenido mediante sistema de
adaptabilidad de la misma a cada necesidad o requerimiento del usuario. En
esencia, es similar a las nuevas y múltiples formas de operabilidad que las
últimas generaciones de smartphones (insisto, aún con evidentes carencias pero
en el futuro cercano sin ellas) empiezan a ofrecer para acceder a su uso,
contenidos y aplicaciones: táctil, manual, por voz o gestual.
Si nos olvidamos del concepto
purista tradicional y un tanto obsoleto de accesibilidad, estoy convencido que
la futura accesibilidad debe ser la adaptabilidad automática o personalizable,
en función del banco de conocimiento introducido a cada elemento NT sobre las
diversas necesidades humanas de cada usuario, y entre las que
indefectiblemente, como parte fundamental de toda población, están las personas
con discapacidad, limitaciones y mayores. Es además, y como siempre mantengo,
una cuestión de lógica. La adaptabilidad de cada NT que vaya apareciendo o
evolucionando al usuario y sus características, lo primero que va a generar es
beneficio económico a la industria, empresa
o proveedor de servicios. Entre otras cosas, porque la adaptabilidad de la NT a cada usuario le va a
facilitar cada vez más el conocimiento de las utilidades y posibilidades que le
ofrecen las TIC’s, actuando de esta forma e irremisiblemente como un
dinamizador del mercado y los beneficios. Y podremos resistirnos a ello los que
aún conservamos bastante utopía en nuestra vida, pero la realidad es sólo una: “poderoso caballero es don dinero”.
Complementando la muy interesante reflexión esperanzada de Juan Carlos, quiero recordar el concepto original de ISO: "Accesible significa utilizable de forma satisfactoria por el más amplio rango de personas con diferentes capacidades". Para ello, la persona deberá poder adaptar de forma sencilla el producto según sus necesidades como, por ejemplo, se curva un flexo a la altura de los ojos de cada uno o se cambia el tamaño del tipo de letra o el zoom de una web o se usa una síntesis de voz incorporada a un móvil. Diseño para todos implica adaptabilidad para cualquiera pero de forma fácil. Cualquier sistema operativo, me da igual el SW o HW, podría incluir un asistente en su primera instalación preguntando 5 cosas básicas de interacción para adaptarse a la persona. Esto se inventó hace más de 10 años; se llamaban interfaces de usuario inteligentes y adaptativas, pero la industria apenas lo hizo suyo. Sin adaptación accesible e interactiva, no hay equidad de acceso a las TIC. La tecnología lo permite desde hace tiempo, ¿cuándo la industria? IOS 6 ha dado buenos pasos pero no es precisamente para todos desde el punto de vista del bajo coste. Al menos otros seguirán su estela de forma más asequible, espero.
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