“No
somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas
difíciles que todavía no nos han causado daños”.
Nick
Bostrom (entrevista
El País Retina).
Nick
Bostrom es filósofo y profesor de la Universidad de Oxford, dirige
el Instituto para el Futuro de la Humanidad y el Centro de Innovación
de Estrategia de Inteligencia Artificial, un verdadera autoridad en
la materia.
En
esta entrevista, Nick se pregunta acerca de “una
superinteligencia artificial cada vez más poderosa cuyos objetivos
no estén alineados con los humanos. El reto es tener la tecnología
que permita alinear estos poderosos sistemas con los valores humanos
y que siempre hagan lo que nosotros queremos que hagan”.
Es decir, por ejemplo, que no generen estrategias políticas basadas
sólo en criterios economicistas o de ahorro dejando fuera los
valores sociales. Todo esto es extendible a la biotecnología y
cualquier ciencia donde la IA juegue un papel esencial. Deshacer lo
ya hecho no suele ser fácil; todo lo positivo de la tecnología y
sus nuevos desarrollos, sin una adecuada precisión, planificación y
control de consecuencias puede eliminar cualquier beneficio para
pasar a ser desastroso. Y esto es lo que puede ocurrir ante la
implantación de la robótica (y la robótica no es sólo el
“humanoide”), impregnada de IA, sin una adecuada planificación y
adecuada transición. Porque, como dice Nick, “No
somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas
difíciles que todavía no nos han causado daños”.
Pero que sabemos que van a llegar, porque llevamos años hablando de
ello, y que tendrán fuertes consecuencias y traerán cambios
sustanciales económicos, administrativos y sociales.
Cada
vez que leo o escucho todo lo malo que nos van a traer los “robots”,
no puedo evitar una sonrisa. Nos van a robar los trabajos, nos van a
sustituir en las relaciones, nos van a aislar,
a vigilar…
en definitiva, se van a apoderar de nuestro mundo. Es sorprendente la
capacidad de autodestrución previa que tenemos como individuos y
como sociedad. Esto sucede cada vez que históricamente se produce
una revolución tecnológica o industrial. Y luego, después del
pánico social, de horas, días, meses y años de “horror”
dedicados a hablar de las penurias que vendrán, de la falta de
empleo, del empobrecimiento de la humanidad… la sociedad se
recicla, se reinventa, se reorganiza, y acaba viviendo mejor.
¿Alguien es capaz de negarlo?.
No
es la robótica quién nos va a crear problemas; somos nosotros, los
humanos que diseñamos esa robótica, quién nos vamos a meter en
problemas por pasar el tiempo adivinando esos problemas, en lugar de
buscar los medios adecuados para adecuar esa nueva transformación
económica y social que se va a producir a nuevas formas de gestión,
de trabajo, de hábitos y de comportamiento. Es decir, por dedicar
demasiado tiempo a asustarnos, en lugar de a formarnos.
Adit
Abhyankar es jefe de ventas de Google Analytics 360 en Europa
Continental y Mercados Emergentes. También en una entrevista para El
País Retina en marzo 2018,
explica cómo “la
creatividad en marketing digital depende de entender la oportunidad
tecnológica en juego”.
Pero esto es aplicable a cualquier cambio en cada sector social
producido por la transformación tecnológica a consecuencia de las
nuevas soluciones TIC’s dotadas de IA, entre ellas la robótica
avanzada. “Tenemos
que impulsar el pensamiento más creativo. Los creativos son ahora
más importantes que nunca, ¿por qué?. Porque podemos comprender
mejor el comportamiento y necesidades de los seres humanos. Es más,
somos capaces de intersecar ese conocimiento de los hábitos de
alguien justo cuando desea algo”.
Y este debe, y puede ser, también aplicado para generar cada vez
mayor número y diversidad de bienes, productos y servicios
accesibles y usables. Nunca hemos tenido tanto conocimiento, tantas
herramientos Tic’s a nuestro alcance para buscar soluciones y
mejorar cada sector, sea laboral, sanitario, social, de comunicación
o de movilidad; nunca hemos tenido tantos recursos para gestionar,
preveer y planificar las transformaciones cada vez más rápidas
producidas por las tecnologías; por ello, también debemos ser cada
vez más rápidos en ejecutar la soluciones para adaptarnos a esos
cambios.
Vemos
cada día cómo las máquinas van sustituyendo el trabajo físico,
rutinario y los considerados de nivel medio o baja cualificación.
Para todas, pero especialmente para esos puestos de trabajo, sólo la
reinvención y actualización permanente del puesto de trabajo y
actividad puede mantenerlos. Los estudios demuestran que los países,
las empresas y los trabajadores que están gestionándolo mejor son
aquellos que se están abrazando a la formación continua. Pongamos
el esfuerzo en la educación, en la formación cualificada, adaptada
y adaptativa, en lugar de quejarnos y preocuparnos de nuestros
propios inventos.
La
robótica, ben diseñada, accesible y usable, en todos los sectores
(domésticos, médicos, asistenciales, empresariales, industriales, o
de ocio y culturales), se presenta una vez más como una verdadera
oportunidad de negocio y de inclusión social. ¿Acaso no puede ser,
una vez más y como históricamente demuestra el avance tecnológico
y científico, una nueva fórmula de incorporar la diversidad
funcional y discapacidad de forma activa en la sociedad?. Porque es
imposible negarlo: más allá de las barreras que crean, los
beneficios son mucho mayores. ¿O acaso un ciego está peor ahora que
antes de aparecer el mundo digital, el teléfono inteligente, la
evolución de la informática o las redes sociales?. Con todos su
fallos y carencias, por supuesto y sin olvidarlas. ¿Acaso no es una
oportunidad de incrementar el consumo y la productividad?. Recordemos
que lo que es accesible, usable y útil, “se compra” y genera
beneficio social (incluyendo el acceso al empleo para millones de
personas).
La
robótica como ciencia posee un enorme potencial de beneficio social
y de innovación, por la necesidad de ser más competitivos.
Beneficio social, a través de robots de asistencia personal, de
dispositivos de mantenimiento de infraestructuras, robótica médica,
ingenios para la seguridad ciudadana, etc. ¿Seguro que no abre
infinitas posibilidades?. ¿Estamos seguros que va a ser nuestra
perdición? Yo más bien creo que puede significar un salto enorme de
beneficio social y de inclusión, si lo hacemos bien. Pero eso
requiere pensar, planificar a medio y largo plazo, formar y educar, y
actuar. Actuar contemplando la diversidad y discapacidad también
desde un punto de vista de negocio. Perspectiva que también
el
Tercer Sector social especialmente (discapacidad, mayores y
colectivos en riesgo) debe asumir de manera real y urgente, y no sólo
a través de declamaciones demagógicas ante los políticos. Se
necesitan estrategias nuevas, innovadoras y permanentes de
colaboración Público-Privada como el CENTAC (Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad),
que persigue TRABAJAR CON la industria, la empresa y las
Administraciones Públicas, y NO CONVENIAR con ellas. Hay sensibles
diferencias en ello.
En
definitiva, “se
trata de involucrar a la sociedad en temas de robótica”,
decía ya hace varios años Carlos Balaguer (UC3M), en RoboCity2030.
Nadie
duda hoy que la robótica es progreso y desarrollo tecnológico,
incrementa la productividad y consecuentemente la competitividad y la
inventiva. Lo que provoca niveles de desempleo más bajos. Eso sí,
siempre con parámetros de accesibilidad
y usabilidad.
Cuando Google empezó a comprar empresas de robótica allá por 2014
(sólo en ese año adquirió ocho, entre ellas Boston Dinamics),
podemos estar seguros que algo va a cambiar en nuestros entornos,
sociales y profesionales. Lo sabemos, entonces, ¿por qué no
prepararnos, profesional, social y mentalmente?. ¿Nos generaremos
nosotros solos la exclusión?.
Francesco
Ferro (PAL Robotics) lo tiene claro: “La
robótica tiene múltiples aplicaciones en muchos campos diferentes,
pero hay una máxima que lo une todo: los robots sirven a las
personas".
Manifiesta que “la
intención de la robótica es hacernos la vida más cómoda,
permitirnos llegar donde los humanos no podemos o facilitarnos las
tareas más arduas".
Disponemos de robots capaces de reconocer el entorno, personas,
objetos, voces e interactuar con el humano. Si no olvidamos en sus
diseños y formas de manejo y control la accesibilidad y usabilidad,
estaremos entrando en una era tecnológica para todos, sin
discriminación. ¿Abre la robótica o no abre infinitas
posibilidades de beneficio social, nuevas profesiones y más amplias,
y simultáneamente enormes posibilidades de beneficio económico?.
Debemos canalizar el desarrollo de la robótica a mejorar necesidades
básicas del ser humano, inmutables siempre, y cubrir áreas donde
los esfuerzos físicos tienen a la larga costes sociales y gastos
públicos cada vez más considerables, por el envejecimiento
poblacional (que lideran Japón y España). Ahí es donde deben
intervenir los inventos robóticos.
Takanori
Shibata, creador de la foca
terapéutica Paro,
también está de acuerdo en que la robótica está para mejorar la
calidad de vida. "Los
robots van a contribuir a que la
calidad de vida aumente entre nosotros.
En cuanto a la posibilidad de que generen desempleo, es verdad que
los trabajos repetitivos y fáciles los están empezando a hacer en
la industria los robots, pero el
trabajo que necesite de la mente humana no lo podrán hacer.
El trabajo humano será de mejor calidad".
Preparémonos
para crear nuevos especialistas, en nuevos trabajos, y profesionales
más preparados de conocimientos humanistas y sociales, conocimientos
que debiera impregnar la robótica que fabriquemos y la IA que la
nutrirá. Robótica que, gracias precisamente a sus cada vez más
altos sistemas de IA, podrían realimentarse y cerrar el círculo,
ayudando a crear nuevos diseños robóticos cada vez más accesibles
y usables.
Si
nos centramos única y exclusivamente en reclamar nuestros derechos,
como colectivos “perjudicados”, y ser sociedad pasiva frente a lo
que sabemos que va a llegar, no nos podremos quejar. Trabajemos para
que la revolución robótica sea un verdadero beneficio. Pasemos de
contemplar la reclamación de igualdad universal y la “horrible
discriminación” que produce la tecnología avanzada, como un
negocio, y vayan de la mano beneficio social y económico.
O
tendrá razón Nick Bostrom: “No
somos demasiado buenos como civilización anticipando problemas
difíciles que todavía no nos han causado daños”.
Todas
las que llamamos “nuevas tecnologías” están hoy
interconectadas, y no tienen sentido unas sin las otras. Robótica,
Internet, IoT, Cloud, Inteligencia Artificial (IA), Big Data,
teléfonos inteligentes, televisión interactiva,… cada una y todas
en conjunto, bien diseñadas y desarrolladas (accesibilidad y
usabilidad), generan algo muy importante: beneficio social, beneficio
económico, autonomía e inclusión. Sí, he dicho bien, inclusión;
porque por defectuosas que sean (y por supuesto, siempre diré y
defenderé que hay mucho que mejorar), han supuesto un alto nivel de
bienestar social para la discapacidad, dependencia y entornos
familiares. Y eso, amigos, la autonomía y la igualdad generada a
través de las Tic’s, es el verdadero nicho de riqueza social y
oportunidad económica.
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