A
estas alturas, no creo que nadie tenga duda que las Administraciones
Públicas son el principal mercado, y comprador, de productos del
sector TIC privado. Y más en España, con tres Administraciones
superpuestas, y cada una de ellas con sus Ministerios y derivados,
Consejerías Autonómicas, Ayuntamientos y, además, empresas
públicas y semipúblicas. El gasto que se realiza en adquisición de
tecnología con dinero público es incalculable. Visto así, sin duda
debiera ser el primer elemento de presión para forzar que la
tecnología adquirida incorporara los mejores criterios de
accesibilidad y usabilidad, además de perseguir ser el mejor ejemplo
a seguir de cara a la empresa privada. Sin embargo, a la hora de
realizar los pliegos técnicos, las condiciones y criterios que
primen los teléfonos, tablets, ordenadores, televisiones o cualquier
elemento tecnológico adquirido por una Administración Pública, no
existe ninguna referencia a los criterios de accesibilidad y
usabilidad.
Las
Administraciones Públicas deben ser las primeras responsables y las
primeras en cumplir las leyes que aprueban. Y quiero creer que lo
son. Respecto a la accesibilidad tecnológica, en nuestro país
tenemos una cuantas leyes y Reales Decretos que obligan a ello, amén
de haber ratificado una Convención Internacional de Derechos de las
personas con discapacidad, con un artículo 9 dedicado íntegramente
a la accesibilidad. Convención que obliga a nuestro país, por
encima de nuestro derecho interno. Dicho esto, me gustaría analizar
un caso concreto, el desembolso que se realiza, con dinero público,
en adquirir smartphones y tablets para nuestros diputados, nacionales
y autonómicos, concejales municipales, cargos públicos de empresas
públicas o semipúblicas, y organismos relacionados con las
Administraciones.
Si
lo que se prima es la mejor opción económica para su adquisición,
mi pregunta es, ¿necesitan todos nuestros responsables públicos
teléfonos y tablets de última generación con costes superiores a
los 600 € cada uno, para realizar su trabajo?. ¿Aprovechan toda su
capacidad?. ¿Les sacan rendimiento?, e incluso, ¿saben usarlos en
todo su potencial?. ¿utilizan todas sus prestaciones, o sólo
correo, internet y whatshap, con algún que otro jueguecillo?.
Quizás, con terminales más económicos, se ahorraría más de la
mitad del desembolso, y ese ahorro bien podría ser destinado a dotar
de elementos tecnológicos en los colegios e institutos, para
aquellos alumnos que necesitaran recursos TIC adecuados, accesibles y
usables. Por ejemplo.
En
la noticia que difundía Europa
Press, el 23 de julio,
se decía: “1,4
millones para renovar los móviles de los diputados y el ADSL en sus
casas. Según
los pliegos aprobados por la Mesa del Congreso, que recoge Europa
Press, el objeto del contrato es facilitar las comunicaciones, fijas
y móviles, tanto de voz como de datos, que sean necesarias para el
correcto funcionamiento y desarrollo de las tareas propias de la
Cámara, así como el mantenimiento de las infraestructuras de
telecomunicaciones. En el caso de la telefonía móvil, el servicio
deberá estar soportado por tecnología de última generación, se
adquieren 425 smartphones de última generación.
Como el contrato acabaría en 2016, el coste podría llegar casi a
los dos millones, ponía.
Ahora
bien, siguiendo con el análisis, si se opta por estos terminales de
gama alta, debe ser por otro motivo, más allá del económico. Es
bien sabido que, normalmente, los teléfonos o tablets de gama alta
incorporan más y mejores prestaciones de accesibilidad y usabilidad,
al tiempo que mejores pantallas y materiales, que facilitan la vida y
la autonomía de las personas con discapacidad. Los Iphone son los
mejores con diferencia para personas ciegas o con discapacidad
visual; los últimos de Samsung o LG disponen de acciones muy
interesantes y útiles para personas sordas o con discapacidad
auditiva. Entonces, haciendo una regla de tres, puedo llegar a una
conclusión. Puede ser que el motivo por el que se compren teléfonos
y tablets de gama alta sea, aún a costa de gastar más dinero
público, el que haya unos cuantos diputados ciegos y sordos, aunque
no hayan declarado su discapacidad o tengan certificado. El motivo
sería para proteger su privacidad, y quizás por imagen. De esta
forma, el Congreso estaría garantizando el derecho de estos
diputados ciegos y sordos a trabajar en igualdad de condiciones; no
deja de ser una adaptación del puesto de trabajo, también
garantizado por nuestra legislación. Pero los ciudadanos debiéramos
exigir más. Si este es el motivo por el que se adquieren terminales
muy caros porque son más accesibles y usables, para los diputados
ciegos y sordos que tengamos, con más motivo debieran figurar estas
características en los pliegos técnicos, por responsabilidad
política y pública. De esta forma, la empresa y la industria
tendría que empezar a apostar por la accesibilidad y usabilidad
tecnológica, porque es mucho dinero el que se mueve.
En
la publicación digital MovilZona,
el 1 de julio de 2015,
se publicaba: “Uno
de los casos más polémicos fue la aprobación por parte de la
asamblea de Madrid de una partida presupuestaria de 363.000 euros
para dotar de nuevo material tecnológico a los diputados de la
asamblea. Por supuesto esta medida se aprobó por unanimidad, y en
ella se especificaba que cada diputado Madrileño tendría a su
disposición una tableta Surface Pro de Microsoft de alta gama. En
total se trata de 160 tabletas con un valor de nada menos que
2.204,95 euros por unidad, un precio para una tableta sin duda muy
poco accesible para la mayoría de los ciudadanos”. En
este caso, no creo que en la asamblea de Madrid hubiera diputados
ciegos o sordos, porque la Surface Pro de Microsoft, siendo buena, no
es desde luego la más accesible ni usable en cuanto a prestaciones.
Ni la más ligera y ergonómica, algo que podría ser muy necesario
para personas con dificultades de movilidad severa, o poca destreza
manual. En este caso, el motivo de optar por estos modelos debe ser
otro. ¿Será porque han llegado a un compromiso con Microsoft para,
a cambio de pagar mucho más dinero público por unos terminales a
los que casi ningún diputado va a sacar todo su potencial, los
próximos modelos sean más accesibles y usables?.
Es
evidente que si las Administraciones Públicas, el Parlamento
Nacional, los Autonómicos y los Ayuntamientos compran teléfonos
inteligentes y tabletas de gama alta, de los más caros, que suelen
ser los mejores en accesibilidad y usabilidad es porque parte de sus
miembros son ciegos o sordos, o las dos cosas. Si no, seguro que
elegirían otros más baratos, que les servirían perfectamente igual
para desarrollar sus funciones, y con ese ahorro, los destinarían a
otros fines más prioritarios.
La
Ley de contratos lo prevé. El Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14
de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de
Contratos del Sector Público, dice en su artículo 117, Reglas para
el establecimiento de prescripciones técnicas, “Las
prescripciones técnicas se definirán, en la medida de lo posible,
teniendo en cuenta criterios de accesibilidad universal y de diseño
para todos, tal como son definidos estos términos en la Ley 51/2003,
de 2 de diciembre, de Igualdad de Oportunidades, no Discriminación y
Accesibilidad Universal de las Personas con Discapacidad”. Y
termina diciendo “De no ser posible definir las prescripciones
técnicas teniendo en cuenta criterios de accesibilidad universal y
de diseño para todos, deberá motivarse suficientemente esta
circunstancia”. Si se cumpliera este mandato, esto significaría
una fuerte presión a la industria, obviamente. Ahora bien, entiendo
que precisamente por el motivo de ser sus señorías servidores
públicos sensibles, se quiera preservar su privacidad y
visibilidad de sus limitaciones funcionales, si existieran; y aún
cuando de forma explícita no figure en ningún pliego técnico
obligaciones de accesibilidad y usabilidad de la tecnología
adquirida, sí debemos entenderlas incluidas de forma implícita. Y
la conclusión sería, en definitiva, que sí debe haber diputados,
senadores, representantes autonómicos y municipales ciegos o sordos,
o ambos, y sólo por la prevención de esa privacidad se usa esta
estrategia.
En
cambio, y curiosamente, en otras profesiones no hay ciegos, ni
sordos. O al menos así lo entiende el Ministerio de Justicia y sus
altos cargos. Por eso, y poniendo otro ejemplo, para la
Administración de Justicia y todos sus profesionales vinculados a
ella, se ha aprobado recientemente por el Gobierno el RD 1065/2015
que regula el nuevo y obligatorio sistema de gestión documental
entre abogados, fiscales y jueces, mediante una nueva plataforma
electrónica denominada LexNET. A partir de ahora, todas las
notificaciones, escritos, recursos, avisos y demás trámites
pertenecientes al sistema judicial deberán realizarse a través de
esta plataforma tecnológica. Pues bien, en su Disposición
adicional tercera. Garantías de accesibilidad a los servicios
electrónicos, dice textualmente: “El Ministerio de Justicia
PROCURARÁ que todos los ciudadanos, con especial atención a las
personas mayores o con discapacidad, que se relacionan con la
Administración de Justicia puedan acceder a los sistemas
electrónicos de información y comunicación en igualdad de
condiciones, con independencia de sus circunstancias personales,
medios o conocimientos”. Y entre esos ciudadanos, entiendo que
deben estar también los profesionales de la Justicia. Pues sí
señores, pone PROCURARÁN y no OBLIGARÁN.
Y
así, difícilmente obligaremos a la industria y las empresas
tecnológicas a trabajar en tecnologías de la información y
comunicación accesibles y usables. Y eso, aunque podamos sospechar
que comprarán las tecnologías más caras, por ser normalmente
mejores en accesibilidad y usabilidad, porque probablemente haya
diputados, concejales, responsables públicos ejecutivos y demás,
ciegos o sordos, o ambas cosas. ¿Será capaz la industria y la
empresa tecnológica de darse cuenta de este matiz?.
"Cuanto más corrupto es el Estado, más se multiplican las leyes". Esta frase de Tácito es para tenerla siempre en cuenta. En muchos casos, debe matizarse y no entenderla como que los servidores públicos se lleven el dinero abiertamente pero sí que se derroche sin sentido. No hace tanto una ¿política? en el gobierno llegó a decir que "el dinero público no era de nadie" que materializó una idea que corría por los pasillos de las administraciones.
ResponderEliminarOtra idea es la no vinculación del que promulga la ley con su cumplimiento. Existen variados ejemplos, que van desde el incumplimiento puro y duro basado en la protección de los abogados del estado y los recursos ("tirar con la pólvora del rey"), pasando por la utilización de condicionales y verbos que admiten interpretaciones flexibles, o con la no dotación económica de leyes (dictadas a golpe de opinión pública) para su cumplimiento.
Pese a lo dicho, no creo que haya que pensar mal (siempre). Determinadas experiencias me enseñan que existe ignorancia, a veces atrevida, que se impone a la búsqueda real del bien que se pretende. Todos tenemos una tarea por delante.
Muy interesante Juan Carlos, con tu permiso lo cuelgo en nuestar Web. Saludos
ResponderEliminarPedazo de artículo Juan Carlos. Realmente interesante.
ResponderEliminarSaludos.
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