Dice
Marlon Molina, con toda sensatez, que “Cuando
el inversor no usa tecnólogos para evaluar un proyecto de
tecnología, los resultados que obtiene son los que se merece, no
necesariamente los que espera”.
Marlon Molina es, profesional Tic de amplia y reconocida trayectoria,
Director de la Cátedra UDIMA-, IDG para la Transformación Digital
(IDG
Communications España),
Director Computerworld University (IDG
Communications España),
vocal de la Junta Directiva (Foro
del Futuro Próximo).
Pero donde Marlon dice Inversores
bien podría decirse Responsables
(políticos) Públicos.
Muy acertado es el famoso dicho “zapatero a tus zapatos”
El
derecho no es la accesibilidad, el derecho es la igualdad y no
discriminación. Por eso, la accesibilidad, cualidad que deben
cumplir los bienes, productos y servicios TIC's, debiera estar ubicada
en Industria, Economía, Agenda Digital o cuando menos
Administraciones Públicas. Porque además de condiciones que hacen
cumplir el derecho, afecta al consumo, al ámbito laboral, al acceso
a la educación y a la cultura, al turismo o a la productividad,
entre otros. De hecho, la mal titulada Convención
de los derechos de las personas con discapacidad
(¿acaso las personas con discapacidad tienen Derechos diferentes a
las de cualquier persona?, ¿no tienen los mismos Derechos sólo por
ser personas?), ratificada por España el 13 de diciembre de 2016, y
por tanto ya Ley interna nuestra, establece la Accesibilidad dentro
de sus Principios Generales del art.3, desarrolla las acciones a
realizar por los Estados en su art. 9 “Accesibilidad”, para, eso
sí, garantizar la efectividad de acceso y disfrute en igualdad de
condiciones y no discriminación a sus DERECHOS Económicos, Sociales
y Culturales (art. 4.2 Obligaciones Generales).
La
accesibilidad al producto y a los servicios públicos y privados
destinados al ciudadano basados en TIC's (y hoy todo está basado en
las tecnologías), se expanden fuera del marco estrictamente
denominado "Asuntos Sociales" para impregnar todos y cada
uno de los ámbitos que afectan a la persona y al ciudadano. Si todo
lo relacionado con bienes, productos y servicios Tic’s en lo
referido a la protección de datos personales, la Seguridad Social,
el trabajo, los museos, cines y cultura en general, la sanidad,
carreteras e infraestructuras, Smart Cities, ámbito judicial.... se
halla regulado en estructuras ministeriales enmarcadas en Industria,
Economía o Agenda Digital, es ahí donde la accesibilidad y
usabilidad debiera estar encuadrada. Para cumplir de manera efectiva
los derechos a la igualdad, igualdad de oportunidades, y no
discriminación; derechos que sí, efectivamente, sí se encuentran
definidos en "Asuntos Sociales", y en derechos humanos para
todas las personas.
Es
necesario recordar, además, que la Administración (sea en nuestro
país Central, Autonómica o local), no fabrica, ni diseña, ni
construye, es compradora y adquisidora, la mayor, de los bienes,
productos y servicios que la empresa y la industria ofrece. Cierto
que las condiciones de licitación las ponen las Administraciones, en
base a la legislación, nacional e internacional, y la normativa
técnica aprobada y asumida por los Estados en los distintos ámbitos.
Al ser la accesibilidad de las TIC's
criterios que deben cumplir industria y empresa, licitantes, para los
servicios públicos afectos al ciudadano, y ser los bienes, productos
y servicios Tic's fabricados y desarrollados por ellas, y estar todo
lo que abarca su campo de actuación regulado por Economía e
Industria, es ahí donde debe encajar la accesibilidad Tic.
Indefectiblemente, además, la accesibilidad y usabilidad TIC’s
también afecta significativamente a la eficiencia de los Servicios
Públicos, y produce ahorro que permite reinvertir en nuevos
servicios; volvemos al espacio de la economía (eficiente) de nuevo,
donde estos Servicios Públicos son generados a través de bienes,
productos y servicios TIC’s
cada vez en mayor medida. Resulta evidente, así, que la
accesibilidad y usabilidad TIC’s
no es meramente un "Asunto Social".
Igualmente,
no debemos olvidar que en todo lo que afecta al ciudadano, no todo es
público. Hay sanidad privada, turismo (en esencia privado),
transporte privado, "cultura" y "educación"
privada,... y ahí entra otro factor, el consumo y el beneficio
económico para la empresa. Hoy en día nadie discute (y cuando se
discute es por desconocimiento) que la accesibilidad y usabilidad
genera beneficio económico y social. Y cuando se habla de beneficio
económico, estamos hablando de Economía, de rentabilidad, de dinero
en definitiva. Por muy duro que suene la afirmación. Por ello, si
bien para todo lo Público podríamos hablar de obligatoriedad para
cumplir los derechos humanos, para todo lo privado debemos introducir
otra variable para introducir la accesibilidad: enseñar a la empresa
y la industria que es rentable, que genera beneficio económico, que
todos ganan. Formando e informando a la industria y la empresa,
trabajando mano a mano con ella, hablando en su mismo lenguaje de
mercado. Algo para lo que se creó el CENTAC
(Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad)
hace ya 10 años, lograr una colaboración Público-Privada entre
Administración y empresa para trabajar codo con codo, y lograr
introducir bienes, productos y servicios accesibles y usables tanto
en lo Público como lo privado. Y cuando hablamos de industria,
empresa o economía, todo lo relativo a ello se regula en sus
respectivos Ministerios, que no son "Asuntos Sociales".
Siendo pues la accesibilidad y usabilidad condiciones que afectan de
manera tan directa a la Industria y Empresa del sector privado, y a
las Administraciones Públicas, es donde se regulan lo relativo a
ellas donde debe estar también la accesibilidad y usabilidad TIC.
Creo
que resulta evidente, expuesto lo anterior, que cualquier Centro
diseñado y participado por la Administración Pública y la empresa
centrado en la accesibilidad y usabilidad TIC, caso del CENTAC,
debiera, de este modo, estar vinculado a Economía o Industria o
cualquier otro ámbito donde se regulen las Tic’s y la Economía, y
no liderados por "Asuntos Sociales". Lo social,
evidentemente, debe ser innegociable en cualquier ámbito, pero es
absurdo dejar fuera de Economía o Industria una característica (la
accesibilidad) que deben cumplir los bienes, productos y servicios
TIC's, cuando todas las demás que afectan al sector productivo se
regulan en esos ámbitos.
Si
enmarcamos la accesibilidad y usabilidad TIC en el marco de nuestra
Administración de Servicios (o Asuntos Sociales), es decir,
Ministerio de Sanidad, “Consumo” y Bienestar Social, lo estamos
restringiendo al "ideal" del mero cumplimiento del derecho,
la igualdad y no discriminación. Y esto sabemos que no siempre
funciona. El camino para involucrar a la empresa y a la industria,
más allá del derecho social, es trabajar en su mismo campo de
batalla y con sus armas: hay beneficio económico, pero hay que
cumplir determinadas normas técnicas; al igual que los productos y
servicios deben cumplir sus normas de seguridad, de protección de
datos, de cumplimiento medioambiental o de materias peligrosas. Hay
que lograr productos "no propietarios" del Tercer Sector
(discapacidad y colectivos en riesgo de exclusión), sino una oferta
amplia, diversa y competitiva del sector privado, con cada vez más
actores TIC's ofertantes de bienes, productos y servicios que
introduzcan innovación, mercado y oportunidades de beneficio social
y económico. Accesibles y usables por todos, con independencia de
sus capacidades, y cubran esas necesidades del Tercer Sector. La
accesibilidad a bienes, productos y servicios TIC’s
va mucho más allá de la discapacidad, y debe liberarse del marco
conceptual restringido y “monopolista
de la necesidad”
del Tercer Sector. Lo hecho para todos, a todos sirve y beneficia.
La
accesibilidad TIC no es sólo coto cerrado de la discapacidad. Afecta
a todos en algún momento, permanente o temporal. Personas mayores.
Con baja formación. En función de sus medios económicos o
localización territorial,... El derecho se regula en cada ámbito
sectorial o Ministerio, pero las características y requisitos de
accesibilidad y usabilidad que debe cumplir el producto o servicio
TIC que permite el acceso a ese derecho, con independencia de las
capacidades de la persona, no puede ni debe estar en "Servicios
Sociales", sino donde se regulan el resto.
¿Qué
sucede si contemplamos un ecosistema complejo como sería el ámbito
de las Ciudades Inteligentes o Smart Cities?. Quizás sea el ejemplo
más claro donde debe imperar un concepto de Accesibilidad Global.
Dentro de un verdadero ecosistema de Ciudad Inteligente nos
encontramos los edificios, las vías de comunicación, los
transportes, los sistemas de emergencia y sanitarios, los recursos
educativos, culturales, sociales y administrativos, comercio… un
ecosistema global que excede con mucho la regulación de la
accesibilidad del mero ámbito de Sanidad y Asuntos Sociales. Fomento
establece esencialmente las reglas de la accesibilidad física
(Código Técnico de la Edificación y múltiple y amplia normativa
técnica), en infraestructuras y transportes, y lo digital está en
Industria, Agenda Digital, Economía o Administraciones Públicas.
En
España, la accesibilidad (también TIC’s)
se encuentra “teórica” y conceptualmente dentro del Ministerio
de Sanidad, “Consumo” y Bienestar Social, enfocada y limitada a
la discapacidad y los mayores. Ello confiere a la accesibilidad un
trasnochado y obsoleto sentido asistencial, hace años superado,
centrado en conseguir la no discriminación a un grupo poblacional de
personas con discapacidad y mayores. Esto la limita y desvirtúa. La
accesibilidad es un concepto global y complejo, con evidentes
consecuencias en la economía, el mercado y el consumo, en la
eficiencia de las Administraciones Públicas y Servicios Públicos,
en la educación, y en la compra de bienes, productos y servicios
TIC’s,
como ha quedado recogido en la última Ley. Por ello, su ubicación
es más apropiada en Economía, Industria
y
Comercio,
o
Agenda Digital.
Sin
embargo, toda la parte “técnica”, la real, la ejecutiva si se me
permite esta afirmación, que proviene en gran medida de Directivas
europeas, se regula y controla desde ámbitos ministeriales
diferentes. Entre otras cosas, porque afecta a todos los ciudadanos y
a todos los ámbitos, así como a las Autonomías y entes
locales. Un ejemplo es la Directiva Europea de Accesibilidad a la
Web, Directiva
(UE) 2106/2102
del Parlamento Europeo y del Consejo,
cuya competencia se lleva directamente desde la Secretaría General
de Administración Digital del Ministerio de Hacienda. Otro lo
tenemos en la Directiva
2014/24/UE
del Parlamento Europeo y del Consejo sobre Contratación Pública
y nuestra Ley que la transfiere “Ley
9/2017,
de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público”, también
coordinada desde el mismo Ministerio de Hacienda; y en cuyo
articulado se establece la obligatoriedad de incluir en los pliegos
técnicos las condiciones de accesibilidad y usabilidad en toda
licitación de bienes, productos y servicios. Para ello la propia
Unión Europea aprobó, a modo de guía, la norma
UNE 301549
de especificaciones técnicas. Las Smart Cities, entornos
eminentemente tecnológicos, se llevan desde Agenda Digital y Red.es.
Cuando
hace 10 años se creó la primera entidad de colaboración
Pública-Privada CENTAC, cuando los principios de accesibilidad y
usabilidad eran “marcos
teóricos y de intenciones sociales”,
la presidencia y liderazgo de esta entidad se dio al Ministerio de
Sanidad. Pero 10 años son muchos años en tecnología, el mundo
tecnológico ha cambiado radicalmente nuestra sociedad y nuestros
hábitos, sistemas de trabajo, acceso a bienes y servicios públicos
y privados, nuestros medios de comunicación, el
comercio…
Tecnologías como el Big Data, Cloud, robótica, drones, Realidad
Virtual, Inteligencia Artificial, IaaS (Infraestructura como servicio), Blockchain, coches autónomos,
redes sociales, televisión digital e interactiva, pagos por móvil,
certificados digitales, comercio
on liine,…
apenas existían o estaban implantadas, y algunas estaban “casi
naciendo”.
Contemplando de este modo el “nuevo
mundo”,
quizás debiéramos preguntarnos entonces, ¿qué sentido podemos
encontrar hoy en que un Centro
Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad (CENTAC),
cuyo uno de sus fines es trabajar de forma directa con la Industria,
la Empresa y las Administraciones Públicas, para conseguir bienes,
productos y servicios TIC’s
accesibles y usables en todos los ámbitos, públicos y privados, se
regule y presida desde Sanidad, “Consumo” y Bienestar Social?.
¿No sería más adecuado que una Fundación Público-Privada
destinada a la accesibilidad y usabilidad de las TIC’s
en todos los sectores y para todos, caso del CENTAC, lo encuadráramos
y fuera liderado por un organismo ministerial con competencias
digitales y tecnológicas, citemos por ejemplo, Red.es
del Ministerio
de Economía y Empresa?.
Recordemos
las sabias palabras de Marlon Molina: “Cuando
el inversor no usa tecnólogos para evaluar un proyecto de
tecnología, los resultados que obtiene son los que se merece, no
necesariamente los que espera”.